La CASI, la mayor comercializadora de tomate en el continente, se juega mucho para los próximos años. Este último periodo ha sido convulso, donde siempre ha dado la sensación de que el enquistamiento de ciertas disputas, que a la postre han marcado las últimas campañas, eran mucho más fáciles de solucionar de lo que se proyectaba de cara al exterior. Sin embargo, parece que las voluntades provocaron el cerrojazo a una puerta que solo sus socios han sido capaces de derribar con las últimas elecciones. Antonio Bretones es ahora el nuevo presidente y tiene ante sí un gran reto, que pasa por trazar una estrategia que será clave para reflotar una entidad que tiene en un maltrecho tomate a su buque insignia. Y se va Miguel Vargas, del que los medios podemos decir que ha sido una persona accesible y cercana en su responsabilidad de acercar a la sociedad una institución tan importante. Chapeau por la parte que nos corresponde a los informadores. Y sobre su gestión, solo el tiempo y la nueva Rectora, que es la que ahora debe dar cuenta de cómo está la firma, pondrá en valor la labor y el valor de su figura.

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