La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

En ocasiones veo a Juan Marín

Es un glotón de la política que no quiere más consejerías para servir mejor a los andaluces, sino por su exclusivo interés

Una vez definieron a Alfredo Sánchez Monteseirín como un glotón de la política. Fue alcalde socialista de Sevilla durante doce años. Quería estar en las mesas donde se pactaban los acuerdos de gobierno con el PA o con IU y en todos los consejos de administración de las sociedades municipales. Se negaba a delegar en el aparato del partido aquellas tensas reuniones donde se repartían las delegaciones. Hay muchos políticos glotones. No son una especie inhabitual. Unos son más listos que otros. Suelen tener vocación de omnipresencia, sobre todo en los medios de comunicación. Nicho vacío, nicho que ocupan. En Andalucía tenemos un gran glotón. Se trata de Juan Marín, vicepresidente de la Junta de Andalucía. Dicen las malas lenguas que aspira a que su partido pierda la ese y se quede en Ciudadano. En referencia a él. Él y sólo él. La verdad es que ha habido varios días en los que se le han contado hasta cuatro entrevistas en los medios de comunicación. En las clases que se impartían vía telemática, los maestros encargaban a los alumnos como tarea de fin de curso contar cuántas veces salía Marín en la RTVA en una sola semana. Yo mismo tuve que ir al médico: "Doctor, en ocasiones veo a Marín". Y el galeno me respondió: "No se preocupe, a mí me pasa lo mismo". No me ofreció solución alguna. Marín es tan glotón que se atiborró de competencias y ahora quiere más consejeros. No por más delanteros se meten más goles. Ciudadanos sigue adoleciendo de la falta de una estructura de partido, lo que permite a Marín ambicionar un aparato a su medida usando los resortes que tiene en su poder como vicepresidente de la Junta, uno de los grandes cargos institucionales que tiene la formación en toda España. Pero en Madrid lo tienen muy vigilado. No le dejarán comerse la tarta entera, pese a su glotonería. No se fían de su indiscreción. ¿De cuándo un dirigente político anuncia sus intenciones de hacer una crisis de gobierno? Es más insólito que el numerito de las torrijas y el chándal en plena pandemia. Marín no quiere más consejerías para trabajar más y mejor por los andaluces, sino para amarrar más apoyos dentro de su partido. El socio más pequeño de las coaliciones de gobierno suele tener siempre más hambre. No sabe cuánto le durará el pollo asado del poder. La sobreexposición mediática no le beneficia. Cuantas más apariciones, mayor es el riesgo de incurrir en contradicciones o de meter la pata. Ya se le han metido en la boca demasiadas moscas. Hay que pedirle a Mellado la reposición en agosto de las mejores entrevistas de Marín en Canal Sur. El médico dice que para superar un trauma hay que enfrentarse directamente al problema.

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