La tapia con sifón

El ojo del camarero

Los sueldos que cobran los camareros y los horarios que soportan no promueven la alegría en el trabajo

Es proverbial la habilidad que tienen muchos camareros para no ver la mano o el gesto de un cliente que quiere llamar su atención. En un viejo chiste, un padre comenta que su hijo recién nacido va a ser camarero porque no le hace ni p… caso a nadie. Buscando una explicación científica me he topado con un interesantísimo libro, "Cenando con Darwin", del biólogo de la evolución escocés Jonatham Silvertown, en el que explica la diferencia entre el ojo humano y el de nuestros primos chimpancés. Dice que la parte blanca del ojo alrededor de las pupilas humanas hace que sea visible para los demás la dirección de nuestra mirada. Los chimpancés carecen de esta zona blanca en sus ojos y les importa poco la atención de los demás. Esto, dice Silvertown, es una ventaja evolutiva que ha facilitado nuestra integración en el grupo social, porque ante la observación de los demás nos portamos mejor, ya que "los humanos son extraordinariamente sensibles a las miradas de los demás". Y utiliza con humor el ejemplo del camarero: "Quizá, como sospechabas, no es que el camarero no te haya visto, simplemente hace como que no te ve. Otra posibilidad es que sea un chimpancé".

El caso es que sí, que el camarero se da cuenta de que lo estás llamando aunque no te mire directamente. Es significativo que cuando el camarero es propietario o socio del negocio se nota mucho en la atención al cliente. Aprovecho para poner el ejemplo de un bar que ha ocupado el local donde estuvo muchos años El Quinto Toro II y más recientemente, Pincho Castilla y Pincho Almería. Se llama Celia Viñas, como el instituto que tiene enfrente. Además del buen servicio tienen una cocina sencilla y bastante decente como las bravas, la carne en ajillo o a la mozárabe, y productos de calidad como la sobrasada, el parmesano o una rica manzanilla en rama.

Está claro que los sueldos que suelen cobrar los camareros asalariados y los horarios sobrecargados que soportan no promueven la alegría en el trabajo. Pero también se nota la buena atención de los camareros, aunque no sean propietarios, en los negocios regentados por auténticos profesionales que imponen normas también profesionales, como Terraza Carmona, Alejandro, La Costa, Taberna Añorga…no es cosa de citarlos aquí a todos, aunque tampoco son tantos, hay demasiado intrusismo en este sector empresarial.

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