El medio y el ambiente

Un pASE DE FINITO

Eso es lo que cuenta: los sentimientos y con cuánto se consigue pasar un rato agradable

El pasado domingo estaba haciendo zapping en TV y me encontré con que en Canal Sur estaban con los prolegómenos de una corrida de toros en Cabra (Córdoba) cuna de la famosa "sonrisa del régimen": Pepe Solís. Ahí me encontré con Finito de Córdoba y con Daniel Luque.

Por si fueran pocas casualidades juntas, también, y más importante, se daba la circunstancia que era el Santo de mi abuela (†) o "la abuela vieja" como la llamaba mi hijo mayor. Y en el terreno taurino, era el aniversario de la muerte de Manolete. Un cúmulo de circunstancias que me hicieron quedarme en ese canal.

Era un mano a mano entre los dos diestros, con toros de La Quinta, Núñez del Cuvillo y Fuente Ymbro. Ponle peguitas al trío de ganaderías.

Los dos diestros salieron a hombros tras repartirse siete orejas y un rabo en una corrida donde se lidió un gran encierro y en la que fue indultado un toro de Fuente Ymbro por el diestro cordobés, de nombre Soplón y marcado con el número 179.

Finito cortó una oreja al primero de la tarde, con diez verónicas, diez, de dentro a fuera y dos medias. Con la muleta alternó con las dos manos, con muletazos profundos y con hondura. La faena fue premiada con una oreja, pero lo que quiero entresacar, no sólo de esta faena, si no de la corrida, es que en este primer toro, Finito dio un muletazo tan hondo, tan hondo, que consiguió emocionarme y mantenerme totalmente dentro de la corrida.

Eso son los toros, un muletazo de toda una corrida. Pero un muletazo que te emociona como pocas cosas lo consiguen en la vida. Quizás, para mi, José Menese con una toná, o Chano con unas Alegrías.

Otra persona tendrá otros sentimientos, otros gustos, otros momentos de emoción, de disfrute, de goce hondo. Da igual. El caso es tenerlos.

Por ejemplo, mis hijos los tuvieron ese mismo día en un parque acuático, del que salió con dos puntos en una ceja el pequeño, pero venían felices.

Eso es lo que cuenta: los sentimientos y con cuánto se consigue pasar un rato agradable. Con cuán poco se disparan las "célebres endorfinas", y con qué pocos tangibles conseguimos pasar un rato bonito.

Consecuencia: hay que pelear para conseguir lo necesario, pero el secreto está en ¿dónde ponemos el listón de lo necesario? ¿cómo valoramos lo material y lo inmaterial? ¿a qué le damos más importancia?

Aunque esas interrogantes suenen a tópicos, como siempre podemos mejorar el disfrute del presente, del aquí y del ahora, pues no le demos más vueltas, y ¡vamos a ponernos al tajo!

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