El medio y el ambiente

Sí a las pajas naturales

Las pajas de plástico, son como las pilas del conejo: duran y duran y duran, y mientras duran tienen posibilidad de fastidiar

Po Los eventos públicos son como el viejo y el bancal: aprovecharse de ellos en todo lo que se les pueda sacar. Así que aprovechando que Almería es la sede de la capitalidad gastronómica de este país antes llamado España, animo a reivindicar la paja auténtica. Justifico la información en que no solamente en nuestras costas sino que en todos los lugares en que se toman refrescos sorbidos con paja, éstas hoy día son de plástico. No de paja auténtica como las de antes.Y ¿qué ocurre con estas pajas modernas? Pues que las que se tiran en el mar ya están apareciendo clavadas en "las tragaderas" de los peces. Y ellos en justa reciprocidad surgida de la aplicación de la Ley del Talión se van a enfadar con nosotros de tal manera que nos van a hacer clavarnos sus espinas en nuestras tragaderas. Y a ver quién protesta.

Un inciso para una nota histórica: ahora que tanta afición hay a la cerveza, que hasta ha dado lugar según la prensa a que don Juan aumente las cervezas de sus tiendas de 7 a 40 marcas, quiero recordar que parece ser que el primer código alimentario fue promulgado por Amurabi o algún pariente suyo y ahí se preveía cortarle las manos al fabricante de cerveza que la adulterara. Y ya puestos, otra cita histórica: en tumbas de Sumeria y Babilonia se han encontrado pajas de las que aquellos paisanos usaban para tomarse "las birras", pues con su uso no se tomaban los posos que tenía la cerveza. Lo cual está muy bien, pero no podían hacer ese ruidillo, que dicen de mala educación, y que yo, entre otros muchos, hacíamos para agotar al máximo el limón granizado bien de Los Italianos, bien de mi querida Antonia Campos.

A lo que iba. Las pajas de plástico, son como las pilas del conejo: duran y duran y duran, y mientras duran tienen posibilidad de fastidiar, molestar, perjudicar, hacer daño a animales vivos, porque normalmente van a parar a donde están éstos.

Sin embargo, las pajas naturales tenían solamente ventajas: eran juncos huecos, naturales, normalmente criados en ribazos, con lo que se sujeta la tierra y se evita la erosión, no hay que usar petróleo para fabricarlos, son de celulosa y por tanto degradables, y hasta tenían un signo de distinción: cada paja era protegida por una funda de papel muy fino, pero suficiente para evitar el manoseo de la paja. Por lo tanto, por distinción, higiene, ecología, beneficio por la absorción de CO2, cuidado de la fauna marina así como de agua dulce, y porque ya hemos sobrepasado los umbrales de todas las contaminaciones, ¡alzo mi voz en defensa de la paja natural y no contaminante para limonadas y horchatas!

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