Lo sabemos pero está bien recordarlo. Octubre es el mejor mes para el mercado laboral de nuestra provincia, marcado por la fuerte estacionalidad. Este año también. Llegamos al inicio de la segunda ola de la pandemia, y de la incertidumbre en sectores como la hostelería, con un descenso del paro similar al mismo mes de 2015, 4.462 desempleados menos. Lo curioso es que la cifra de parados también es algo parecida (aunque, por suerte, inferior a la de entonces), con 71.361 este año. Esa similitud nos dice, por tanto, que ha desaparecido todo el descenso del paro que se produjo entre octubre de 2016 y el de 2019. Llegamos a la segunda ola con un 24% de parados más que hace un año, tras un verano en el que el desempleo bajo 7.500 personas desde su máximo de julio y se reincorporaron al empleo más de 24.000 de las personas que estaban en ERTEs en mayo. Así al finalizar octubre quedaban 1.354 con contratos suspendidos. Desde este mes están vigentes los nuevos tipos de ERTE y, con toda probabilidad, esta cifra de 1.354 sea el suelo. Esto es, desde ahí vuelva a subir tras las restricciones para frenar la segunda ola. Lo sabremos al finalizar el mes. Un dato, otro, que refleja la salida del ERTE es el gasto en prestaciones por desempleo. En septiembre, el último dato conocido, el gasto en pagar el paro en Almería fue de 40,5 millones. Sí, es un dinero pero, como todo es relativo, si lo comparamos con los 69 millones abonados en mayo, parece hasta poca cosa. La tasa de cobertura, esto es, los parados que cobran del total de desempleados ha bajado al 66,7%. En abril y mayo superaba el 102%, que no significa que haya estafadores por ahí dando vueltas (puede que los haya, pero no es por esta cifra). Es porque las personas que tienen sus contratos suspendidos o su jornada reducida por estar en un ERTE no son desempleados. No descubro nada si apunto que los sectores que han facilitado el descenso del paro son la agricultura y, dentro del sector servicios, el manipulado. Ese descenso, no debería hacer olvidar el daño que sufren otros sectores, como la hostelería. Sobre todo, porque las cifras de noviembre lo empezarán a refrejar. De hecho, el dato de contratos registrados fue el más bajo en un mes de octubre en cinco años. Casi un 13% inferior al año pasado, cuando, no olvidemos, la creación de empleo ya daba síntomas de enfriamiento, que el coronavirus ha venido a acelerar y hasta enmascarar, un problema que ya estaba ahí, el de un sistema productivo necesitado de un cambio que permita crear empleo estable.

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