En todo momento convulso, hay quien lo aprovecha y hay quien se queda paralizado. Y la banca española ha querido estar entre los primeros aprovechando la pandemia para, como mínimo, dos cosas: Acelerar la implantación del modelo de banca cien por cien online y aumentar el ritmo de la reducción de plantilla que inició tras la crisis financiera global de 2008 y que ya les había llevado a prescindir de 82.000 empleados en diez años, la mayor reducción de la zona euro.

Así comenzaba un artículo del diario Público del pasado día 1 de julio: "Casi uno de cada diez empleados de banca de antes de la pandemia ya no trabaja en una entidad financiera o va a dejar de hacerlo en los próximos meses como consecuencia del intenso ritmo de destrucción de puestos de trabajo que ha emprendido la banca española, que entre las bajas del primer año pandémico y los ERE que comenzó a poner en marcha a partir de diciembre se habrá deshecho de más de 17.000 asalariados en lo que va de pandemia". Y así hemos comenzado la semana: El Banco Sabadell, que ya prescindió de 1.800 empleados a principios de año, anuncia un ERE para 1.900 empleados, el 12,6% de su plantilla.

Y si 82.000 empleos de banca perdidos en una década es un problema social para este país, casi 20.000 empleos de banca perdidos en menos de dos años, y en un momento como este, es un importante problema social para este país.

Un importante problema social que, además, presenta serias aristas: Una, la que viene del papel del sector bancario en nuestro mercado de trabajo, pues hablamos de uno de los sectores que, históricamente, han dado más empleo, y empleo de calidad, en este país, que, junto con la Administración, ha mantenido la vida laboral de pequeñas ciudades no industriales, (Almería capital es un ejemplo de ello) y que, en los últimos tiempos, ha guiado la elección de formación superior de miles de jóvenes de toda España. Y otra, es la que resulta de su relación con la ciudadanía en su conjunto pues, detrás de los despidos, va el cierre de sucursales y la limitación de la atención en persona, algo que, para un buen número de personas resulta un tremendo, e intolerable, obstáculo para su día a día, pues, aunque hablemos de empresas privadas, los bancos prestan servicios que se asimilan a un servicio social.

Una historia de reestructuración interminable dentro de una de fusiones que aún tiene mucho que decir.

Y por supuesto que esta tendencia a la baja en el número de empleados de banca se revertirá en algún momento, pero, como en tantos sectores, el día que lo haga, el grueso de los puestos de trabajo que se ofertarán serán muy distintos a los que, tradicionalmente, se han ofertado.

Por eso, si no podemos, como país, minimizar este tipo problemas sociales queda la obligación de hacer que nuestro sistema educativo y de orientación laboral evolucione a la par que el mercado de trabajo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios