¿Para qué los partidos?

Esa transformación debe ir guiada por un elemento desprestigiado: la ideología

Vaya por delante, para que nadie se llame a engaño tras una lectura superficial del titulo de esta contribución, que no tengo absolutamente nada en contra de la partitocracia; no es mi objetivo poner en solfa al sistema en sí mismo. Sin embargo, después de una aguda discusión con varios amigos y compañeros sí me gustaría mostrar mi opinión en torno a una difundida creencia que se sintetiza en la frase siguiente: "Los partidos políticos son máquinas para llegar al poder". También expresa lo mismo la famosa frase de la "conquista de los cielos". Si hacemos una análisis de la realidad que nos envuelve, si observamos cómo se desenvuelvan las tácticas y las estrategias de los partidos reales, y sobre todo ciertos comportamientos de algunos componentes de partidos que han tocado o están tocando poder, debo reconocer que siguen al pie de la letra esa máxima que es más que una recomendación. Este análisis, lamentablemente, nos dice cómo son las cosas. Yo, sin embargo, no quiero moverme en el ámbito de lo que está pasando, sobre todo porque es mi opinión que las consecuencias lamentables que estamos viviendo en el panorama político español, entre otras cosas las corrupciones o la funesta incapacidad para pactar o para gestar acuerdos son fruto de esa obsesión por conseguir el poder a toda costa, siendo esa conquista un fin en sí mismo. Tremendo error. Superaremos nuestras miserias si el poder solo se configura como un medio para perseguir los fines de la política: servir a la sociedad y actuar como un factor de transformación. Sin embargo, las transformaciones no deben ser ni ciegas ni caprichosas, ni estar al albur de mayorías coyunturales. Esa transformación debe ir guiada por un elemento penosamente desprestigiado en la actualidad que es la ideología. No es el simple ejercicio del poder quien debe aglutinar a un partido político: debe aglutinarlo la ideología. La pertenencia a un partido deberá estar condicionada, lo reitero, por la ideología que debe pintar, con mayor o menor precisión, el modelo de sociedad preconizado por el partido. Olvidar estos principios lleva a las actuaciones lamentables que estamos viendo estos últimos días, como ese grupo de alcaldes que están abandonando en bloque el PP, o esos vetos en forma de silencios con el que, al parecer, el Secretario General del PSOE está castigando a los que le hicieron frente en las últimas primarias.

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