Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Todo pasa por Madrid

Madrid es cada vez más el agujero negro que atrapa todas las energías del país

Casi medio siglo después de que el profesor Clavero diseñara, con la fórmula del café para todos, el sistema autonómico que iba a descentralizar España, Madrid es cada vez más el centro de todo. Las elecciones autonómicas -de una autonomía que no es más que una diputación provincial grande, con todos los perejiles que se le quieran poner- del próximo 4 de mayo tienen al país en un sinvivir y polarizado hasta un punto que no se había visto en mucho tiempo. De hecho, se siguen con mucho más interés que las catalanas en las que hace pocos meses nos jugábamos la cohesión nacional. Y ahí siguen, por cierto, los separatistas catalanes, incapaces de hacer un Gobierno sin que a nadie parezca importarle demasiado.

Incluso aquí en Andalucía las grandes expectativas políticas del momento están pendientes de lo que le pase a Isabel García Ayuso dentro de poco menos de dos semanas. Juanma Moreno, el presidente de la Junta, está seriamente preocupado de que el fracaso que todos pronostican a Ciudadanos convierta a su socio de coalición en un zombi, un muerto que se niega a admitir que lo está. Gobernar con un cadáver en el sillón de al lado no debe ser nada cómodo e incluso podría ser una excusa que vendría muy bien para adelantar elecciones ahora que todo parece conducir a la victoria y que los rivales están y van a estar durante meses con la guardia baja y muy entretenidos con sus peleas de agrupación. En las autonómicas del 4 de mayo se juega la consagración de un liderazgo y de una forma de actuar en la derecha que puede determinar el futuro de un partido sistémico como es el PP. Si Isabel Díaz Ayuso consigue una mayoría muy clara, el partido puede dar un giro que iría en dirección contraria a la que Moreno ha querido conducir su gestión en Andalucía y eso, antes o después, tendría consecuencias.

También los socialistas aguardan que se resuelva la incógnita madrileña para lanzar oficialmente la carrera por el liderazgo andaluz con la convocatoria de unas primarias anticipadas para decidir la candidatura a la presidencia de la Junta. Ese sería también el momento en el que Juan Espadas haría oficial por fin -qué sorpresa- que deja la política local para pasarse a la regional, aunque sin abandonar su sillón en la Plaza Nueva en una carambola política difícil de explicar.

Madrid marca el ritmo de la política española y también de la andaluza. Lo que pasa en Madrid determina todo lo demás. Cada vez es más el agujero negro que atrapa todas las energías del país.

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