Nada ha pasado

La moderación será considerar lo ocurrido como un problema provocado por unos gamberros de no se sabe dónde

Tras unos días de barbarie en las calles, la calma parece haber llegado a Barcelona. A partir de ahora, llamaremos calma a no quemar los contenedores, a no destrozar los comercios, a no arrojar piedras a los policías. La paz consistirá en limitarse a cortar las carreteras e impedir que circulen los trenes. A partir de ahora el seny y la moderación los va a representar la Esquerra con la ayuda del Gobierno. Todos van a encarnar el justo medio entre los que incendian la ciudad y la policía o esa gente rara que quiere ser catalana y española. El justo medio será continuar persiguiendo el castellano y a quienes lo hablen, pero como antes, sin llamar mucho la atención.

La paz va a ser encontrar nuevas fórmulas para seguir jugando con las leyes o con las palabras. El justo medio será celebrar, por ejemplo, como un mérito extraordinario que la policía autonómica no se rebele y que se coordine con la nacional. La moderación será considerar lo ocurrido como un problema provocado por unos gamberros de no se sabe dónde. La paz será comprender que esos jóvenes airados en realidad son idealistas y que la sociedad catalana se salta las normas legales, pero es un modelo de democracia. El justo medio será ayudar a la Generalitat por los destrozos y que la fiesta la paguen los andaluces o los murcianos. El buen gusto consistirá en coger ya el teléfono al pobre Torra y en regañarle muy seriamente mientras éste prepara el próximo referendum. El justo medio será mover la cabeza con cierto disgusto o decir con voz solemne que debemos mirar al futuro cuando se abran las cárceles y los hombres de paz salgan antes de las navidades y organicen desde su casa la próxima broma. El justo medio será recordar con cariño estos días de exaltación juvenil, ¡cómo corrían los policías, tío! La moderación será pedir que el saque de honor en el Nou Camp lo hagan Junqueras y Marchena, y que todos aprovechemos ese partido para protestar contra la tiranía y recordar lo bien que lo pasamos en octubre.

Mientras, de cómo preservar los derechos de los que no son nacionalistas y de cómo cortar la campaña de adoctrinamiento y de odio, de eso no hay noticia. Dejaremos mejor que todo se cueza a fuego lento y, si uno es muy mayor y muy de izquierdas, convendrá no releer ese artículo que hablaba de la importancia de la escuela y de los aparatos ideológicos del Estado.

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