El cañillo

Francisco G. Luque

Un paseo por La Molineta

Suele decirse que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y no hay nada más real que eso. Con el cierre perimetral por culpa de la incidencia de COVID-19 en Almería estas semanas atrás, muchos ciudadanos tuvieron que cambiar sus planes habituales y adaptarse a lo que había dentro de una ciudad sin bares abiertos para hacer sus rutas caminando o en bici y tomar el fresco. Muchos de ellos, atraídos por el efecto llamada de las fotos e historias subidas a redes sociales, llegaron hasta La Molineta, un paraje natural a tiro de piedra que podría desaparecer por el demonio del ladrillo. Curiosamente numerosos almerienses han visitado por primera vez en su vida un entorno muy desconocido, pero que tiene una belleza y un valor incalculable, gracias a esta pandemia y a sus consecuencias restrictivas. Esperemos que cuando ya nos dejen movernos por todos los rincones de la provincia no olvidemos esos paseos que nos han dado la vida durante varias semanas por La Molineta, un sitio que debería cuidarse, mejorarse y convertirse en la joya natural de la capital.

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