En esta crisis de la COVID-19 las mujeres han estado en primera línea desempeñando un papel extraordinario como trabajadoras en el ámbito sanitario y científico, desde los servicios esenciales o asumiendo la responsabilidad de los cuidados en el ámbito privado. Esta crisis, además, está afectando especialmente más a las mujeres: el desempleo, el cierre de empresas o los ERTES llevan nombre de mujer. Han soportado los efectos de la pandemia teniendo que compaginar las clases de sus hijos e hijas, la atención a sus padres o abuelos, el trabajo profesional y las tareas del hogar. Todo ello, a costa de su propia carrera laboral y de su bienestar. Mención especial para aquellas que son víctimas de violencia de género.

Uno de los principales retos para nuestra sociedad es sin duda conseguir la libertad económica de las mujeres y garantizar sus derechos laborales. Es preciso luchar contra la brecha salarial, la precariedad y la discriminación en el acceso al empleo, y garantizar la promoción profesional, porque el empleo precario sigue teniendo rostro de mujer, incluso en el ámbito de lo público.

La pandemia ha agravado la situación de las mujeres y ha constatado que siguen infrarrepresentadas en los espacios de poder y de toma de decisiones. Desde el PSOE llevamos años trabajando para revertir esta situación. Por eso, el pasado diciembre, conseguimos la aprobación en el Pleno del Ayuntamiento de Almería de una moción con medidas en este sentido, que están pendientes llevarse a cabo. Impulsar el Consejo Asesor de la Mujer, estudiar la gestión directa de los Centros de la Mujer, aprobar el IV Plan de Igualdad medidas de apoyo a emprendedoras, poner en marcha el Plan Integral contra la Trata y Tráfico de Seres Humanos con fines de Explotación Sexual, elaborar un programa anual de cursos y talleres para jóvenes, niños y niñas, definir un protocolo de actuación frente al acoso laboral en el Ayuntamiento y crear el Observatorio Municipal de la Igualdad, son algunos de los compromisos.

Existe una amenaza significativa de retroceder en los logros feministas que tanto esfuerzo costó conseguir. Este año no se llevará a cabo la tradicional manifestación del 8-M, pero proclamamos la realidad de que el feminismo es una fuerza poderosa y transversal que ha permitido conquistar espacios y derechos sobre los que no hay retroceso, y quienes pretendan revertirlos tendrán enfrente a todas y a todos los socialistas. Ni un paso atrás.