Los peatones debemos de estar de aparente enhorabuena. La Dirección General de Tráfico, a través de los Ayuntamientos, va a multar con 200 euros, la infracción por la que los patinetes circulen por la acera y zonas peatonales. A través de la Policía Local, si éstos se emplean como deben de hacerlo y ya va siendo hora, se va a multar casi once meses después de entrar en vigor la nueva regulación sobre vehículos de movilidad personal. No ha sido el primer, ni último susto, de un atropello en el Paseo Marítimo, en la avenida Federico García Lorca, o en el propio Paseo de Almería, así la DGT ha dado por finalizado "el tiempo de gracia" concedido a los usuarios de estos vehículos.

Estos nuevos dispositivos móviles, como vemos día a día, son más usuales por la capital y ya han pasado a tener consideración de vehículos, lo que obliga a los usuarios a cumplir las normas de circulación, igual que al resto de los conductores. Así, los usuarios de los patinetes pueden ser también sometidos a las pruebas de alcoholemia e incluso a la detección de drogas y no pueden llevar auriculares puestos, ni hacer uso del móvil, o cualquier otro dispositivo mientras van moviéndose. No pueden ir más de una persona, ni tampoco bolsas colgadas del manillar, ni superar los 25 kilómetros/hora.

"Todos somos peatones y tenemos que cuidar de nuestro espacio. En nuestras aceras nos encontramos con amigos, charlamos, corremos y sobre todo, caminamos. Para que sigan siendo un espacio seguro y podamos disfrutarlas: por donde pasa el peatón, ni la bicicleta ni el patinete pueden pasar", ha insistido la Dirección General de Tráfico, a través de su máximo responsable, Pere Navarro.

Hace unas semanas, la Guardia Civil de una capital vecina denunció al conductor de un patinete eléctrico, de 24 años de edad, por circular por vía interurbana, bajo los efectos de las drogas y con auriculares. El importe total de las multas ascendió a 1.200 euros.

Como el Ayuntamiento no "tome cartas en el asunto" iremos a lo que no debemos llegar: atropellos por patinetes. Únicamente queda poner nombre, apellidos, calle, hora o fecha en el calendario, pero ocurrirá; solo falta que pase, porque pasará. Y llegará el día, con la ambulancia abriéndose paso por las calles adyacentes, los mirones revoloteando, y el patinete en el suelo junto al herido desorientado. El que avisa no es traidor.