A dos metros

Ricardo Alba

El pegote

Un fantasmagórico pegote de comité científico ha creído conveniente clausurar España durante seis meses

En el trecho que va de Mojácar a Carboneras o viceversa la belleza del paisaje es excepcional, sin menoscabo de otras tantas joyas costeras almerienses. Este Mediterráneo fluorescente, estas costas rocosas, estas playas ya no tan vírgenes, esas ramblas, y ese mazacote inmenso. Pero ¿qué hace ahí ese insufrible pedazo de hormigón? Es un pegote bárbaro en el sentido de bestial barbaridad, enredado en un pegote jurídico tan voluminoso como la horrenda edificación. No es el único pegote.

En esta España de las tentaciones, la del pegote se antoja como una de las más irresistibles. El pegote es una cosa, a ver, es como un compuesto orgánico natural o artificial pero no así tan malamente explicado. Es de más enjundia aunque de extrema dificultad plasmarlo en unas letras cuando no se es químico, mi caso. Tal vez con ejemplos de pegotes me haga entender. Cuando la península ibérica era paraíso forestal, según cuentan, una ardilla podía cruzarla de norte a sur sin pisar el suelo, de árbol en árbol. Hoy, la misma ardilla no podría atravesarla, no hay árboles sino un enmarañado pegote de dispares normas administrativas. Una locura.

Pongámonos ahora en una sala de subastas. En una escena de pegote teatral Sánchez e Iglesias presentan los PGE como en exhibición de un lote a puja del mejor postor. Y no, es al revés, se trata de un pegote de mil leches en impuestos, se veía venir. Claro está, impuestos a las rentas más altas, o sea de sueldazos de ministros y chalé en Galapagar para arriba, porque de ahí para abajo son rentas básicas, según parece. ¡Asúca! Aquí, Celia Cruz.

Un fantasmagórico pegote de comité científico ha creído conveniente clausurar España durante seis meses, toque de queda incluido que suena a tiempos pretéritos de cuando aquello. ¿Por qué seis meses y no cinco o diez?, ¿qué criterio se ha seguido? Y ya puestos, ¿no sería conveniente hasta las próximas elecciones y nos dejábamos de pegotes ahí, allí, aquí, acullá? Total y visto lo cual… La generación actual será un pegote monumental de incultura según la ocurrencia de la ministra Celaá, esa de dejar a los alumnos pasar los cursos sin aprobar las asignaturas. Ya me hubiera gustado una ministra así de complaciente en mi época estudiantil. O aprobabas todo todito todo o repetías curso. Y aquí y ahora se repite lo de marzo porque algún pegote no hizo los deberes en su momento. Para qué, si iba a pasar de curso a pesar de los suspensos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios