Opinión

Joaquín Pérez de la Blanca

Sobre pensiones

Las pensiones se configuran como un sistema garantizado por estado y financiado con las cotizaciones de los trabajadores en activo; principio también conocido como "solidaridad intergeneracional": la generación cotizante financia la pensión de la generación jubilada, confiando la primera en que será financiada por la generación que le sigue. La sostenibilidad o subsistencia del sistema pasa por un modelo económico productivo y solvente que garantice la oferta y calidad del empleo, pasando por dos factores determinantes: el demográfico (número de pensionistas vs. número de personas activas), y el mercado laboral (personas aptas para trabajar vs. población efectivamente activa).

El modelo de familia está cambiando, produciéndose año tras año una disminución en el número de nacimientos. Además somos el séptimo país con una mayor esperanza de vida.

En cuanto a los datos de desempleo, el paro juvenil está enquistado por encima del 30% (el más alto de la zona Euro) y el estructural en torno al 15%. Desde luego no son los mejores indicadores para garantizar el sistema de pensiones que necesita 10 mil millones de euros al mes para afrontar las pagas de más de 9 millones de beneficiarios.

En el proyecto de presupuestos para 2022 el gasto en pensiones supone el 37% del conjunto, incrementándose un 5% respecto del de 2021. Un gasto que no se soporta con las cotizaciones actuales (actualmente llegan al 75,3%) lo que significa que tendrán que pagarse vía incremento de deuda; deuda que se encamina a los 100 mil millones de euros.

A nadie sorprende que Bruselas haya obligado al gobierno de España a aumentar el período de cálculo de las pensiones. Además el ejecutivo nacional ha propuesto el aumento de las cotizaciones sociales durante los próximos 10 años para recuperar la hucha de las pensiones y afrontar el incremento previsto hasta 2050 como consecuencia de la jubilación de la generación del "baby boom". El sistema se vuelve inequívocamente insostenible, originándose un conflicto entre generaciones: aquella que defiende su derecho a que se les devuelva lo que en su día aportaron, y las otras que observan resignadas como, no sólo su generación sino las venideras, están condenadas a soportar el mantenimiento del sistema presente.

Debemos aplicar medidas para conseguir un sistema viable: la inmigración, la vida laboral, la formación profesional, las pensiones no contributivas, la natalidad y la generación de empleo constituyen retos que ayudarán a enmendar el fracaso del sistema actual y sólo tendrán encaje en nuestra sociedad con la solidaridad y entendimiento de todos.

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