El cañillo

pablo martínez-salanova peralta

Es mejor eso que morirse

Cumplo sin problemas lo de llevar la mascarilla. Qué menos. Salvo porque se me empañan las gafas un poco es llevadero. También es cierto que yo no tengo que llevarla mucho tiempo al día. Porque lo que es innegable es que cuando llegas a casa y te la quitas después de un rato por la calle es toda una liberación. Otro gallo nos cantaría si tuviera un empleo que me obligara a estar atendiendo al público con ella puesta durante horas y horas. Así que el otro día caí en la cuenta de que los niños, que llevan ya un mes prácticamente yendo al colegio, tienen que llevarla puesta durante toda la mañana cinco días a la semana. Y ahí están, que se quejan lo justo o nada. Porque desde el principio de la pandemia los niños nos han dado a los adultos más de una lección. Mientras nosotros llevamos meses clamando al cielo por no poder salir a correr, ir al gimnasio o no quedar con los amigotes para unas cervezas, nuestros pequeños ponen en evidencia cada día a todos aquellos que van asomando la naricilla por encima de la mascarilla porque "es que me agobio".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios