De perros y de niños

Fue una noticia que salió hace pocos días en prensa: en España hay más mascotas que niños menores de 10 o de 12 años

Fue una noticia que salió hace pocos días en prensa: en España hay más mascotas que niños menores de 10 o de 12 años, no recuerdo exactamente. La edad me pareció irrelevante; quizá por eso no lo recuerde. Pero eso de que estamos más acompañados de mascotas, perros sobre todo, que de niños me resultó del todo pesaroso. Ya habíamos tenido noticias de los problemas que se derivan de nuestra pirámide de población, de esa carencia de base suficiente para renovar a los cotizantes y sufragar las pensiones del futuro. Lo sabíamos. Pero cuando la falta de descendencia se compara con la gran presencia de mascotas que iluminan y "adornan" (en todos los sentidos) nuestras calles es cuando más notamos la falta de niños en nuestro entorno. Los efectos son como si hubiera pasado por nuestras ciudades el flautista de Hamelin sin que hubiera pasado .por nuestras ciudades. Esa ausencia se hace más patente cuando uno ha vivido una experiencia muy cercana en el tiempo y ha visto un país lleno de niños. He pasado unos días en Suecia y confieso que era una auténtico placer ver calles, plazas, parques y centros comerciales con muchos niños, llenos de niños. Confieso que esas experiencias, esas emociones, algo tienen que ver con las vivencias de abuelo. Desde un tiempo a esta parte me siento así. Pero se trata de un problema que va más allá de la simple hipersensibilidad algo senil de un abuelo. ¿Por qué en Suecia, incluso en Dinamarca, nacen tantos niños, al parecer con un índice de 1'8 hijos por mujer, mientras que en España tenemos un ridículo y escaso 1'4? Es cierto que ahora mismo no se dan en Suecia condiciones como las que se vivieron en España en los tiempos del baby-boom. Claro que tampoco tienen el índice que tuvimos entonces. Pero volvamos a nosotros: se atribuye la natalidad en Suecia a la protección social tras el nacimiento de los hijos (me dicen que seis meses por progenitor), las instalaciones escolares y de ocio: en fin, el sinnumero de servicios que prestan a los niños y a sus padres. Aquí estamos muy lejos. También se habla de las dificultades de nuestras mujeres para mantenerse o promocionarse en su trabajo. Entonces, si es verdad que esas son parte de las causas para no gozar de niños por nuestras calles ¿a qué esperamos para ponerle remedio? Pero al parecer se trata de problemas de gran envergadura porque no vi en la pasada campaña electoral que se están preocupando por esos problemas.

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