Andalucía se encamina hacia la nueva normalidad inmersa en los mismos torticeros tics en los que se mueve el Gobierno de Moreno Bonilla desde el día en el que echó a andar. El plan de empleo que ha aprobado y que supone un recorte de 100 millones de euros con respecto a los que venían desarrollando los gobiernos socialistas desde 2014, es el último ejemplo de una serie de decisiones -a cada cual peor- que definen perfectamente al gobierno que tenemos en Andalucía.

El plan AIRE, denominado así por el poco peso de su propuesta, es un corta y pega del aprobado en los años anteriores a la coalición PP-Cs-Vox, pero en una versión reducida. Entre poner más dinero o poner menos dinero, Moreno Bonilla se ha decantado por esto último. En el caso de Almería, la reducción de los fondos supera los seis millones de euros con respecto a las convocatorias que aprobó en 2018 el gobierno de Susana Díaz.

La falta de diligencia del presidente andaluz también la encontramos a la hora de abonar las ayudas de 300 euros que prometió en el mes de abril a los autónomos afectados por el parón de la actividad económica. El Gobierno autonómico insistió mucho en que esos 300 euros tenían como objetivo ayudar a los autónomos a afrontar el pago de la Seguridad Social del mes de abril, aunque ya hemos superado la primera quincena de junio y los expedientes siguen encima de la mesa.

Frente a esta manera de actuar de Moreno Bonilla, el Gobierno de Pedro Sánchez sí está ejecutando importantes medidas, como los 547,8 millones de euros que se han inyectado, con el aval del Gobierno de España, a las empresas almerienses para ayudarlas a afrontar pagos durante el confinamiento y la vuelta a la normalidad. De la misma manera, el Gobierno central ha puesto a disposición de las comunidades autónomas 16.000 millones de euros para reforzar la sanidad, la educación y las políticas sociales, y a relanzar el turismo se destinarán 4.262 millones de euros.

Frente a esa realidad, Andalucía y Almería no se pueden seguir enfrentando a esta crisis con un gobierno autonómico que está al ralentí, como si no hubiese pasado nada. Ya es hora de que Moreno Bonilla, de una vez por todas, deje de confrontar y comience a gobernar. Seguimos.