¡Cuánto pesa la Cruz de la vida!

El Hijo de Dios vuelve a ser despojado de su Cruz, esa misma Cruz amortajada en tierra que fue izada en el Calvario

El pasado martes 19 de enero de 2021, por orden del Ayuntamiento de la localidad, fue derribada la Cruz del Llanito de las Descalzas, sito en la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera, y este hecho solo puede entenderse como un acto gubernamental revestido de "ilegitima" legalidad institucional, cuya impronta ideológica materialista es una pública y notoria profanación de la religión cristiana y de escarnio a los creyentes, en este caso, a los católicos.

¿Esta es la fórmula de encontrar a nivel de la calidad en la gobernanza y la excelencia en la gestión pública la concordia en la sociedad civil? Más bien se acerca a una actitud de personas electas con una degradación moral, asociales, que no respetan por un odio enquistado en sus inhumanos sentires, la dimensión religiosa del ser humano.

El aire trémulo se quedó quieto al ver esa Cruz tratada ignominiosamente, despojada del lugar de ubicación, caída en tierra, sin la ayuda de ningún Cirineo, sin el más mínimo respeto que merecería cualquier retirada o cambio de lugar por cumplimiento errónea interpretación de la Ley de Memoria Histórica, que no se cansa de perseguir nuestras creencias, consumándose despropósitos que suponen una transgresión al patrimonio histórico-cultural de España.

Dos mil años, Tú, Cristo de la Redención, habías pasado la Pasión por el lacerante dolor de una corona de espinas en tu frente; por el terrible tormento de unas manos y unos pies atravesados por crueles clavos, habías recibido en tu costado el dardo hiriente de la punzada dolorosa de una lanza y el postrer estertor de agonía ungido con paciencia y misericordia.

El Hijo de Dios vuelve a ser despojado de su Cruz, esa misma Cruz amortajada en tierra que fue izada en el Calvario con su rostro de anhélito vivificador, y le mirábamos cara a cara y leíamos en sus ojos lo que Cristo está siempre dispuesto a hacer en silencio por nosotros, también por quienes, no solo le niegan, sino le desprecian.

¡Pero cuánto pesa la Cruz de la vida!

El peso del desamor, de la incomprensión, de la falta de entrega, la enfermedad, de la persecución y la calumnia; esos son los pesos que siguen doblando el Cuerpo de Cristo. Esa abandonada Cruz, es Cristo crucificado, que nos tiende la mano para sacarnos del mar de nuestras confusiones, el Único que con el consuelo y la esperanza, coadyuvará el peso de nuestras cruces de dolor y amargura por el camino de la verdad. Perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.

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