mANUEL lÓPEZ mUÑOZ

No me pidan el voto en 4 años

Amagar con más elecciones es una irresponsabilidad. Jugar con volver a abrir las urnas es una imprudencia

Tal cual lo digo: no pienso ir a votar hasta dentro de cuatro años, así caigan chuzos de punta. Me da igual que haya batalla por el relato, el plato o el zapato, que no, que no voy a volver a votar: repetir unas elecciones me parece, sencillamente, un desprecio al Pueblo, una forma de decirnos que no hemos votado bien y que así vamos a seguir hasta que nos portemos como los Dioses mandan. España se reconstruyó hace décadas porque hubo personas capaces de pensar en el Pueblo antes que en el Partido y de actuar con el convencimiento de que más vale un mal acuerdo que un buen pleito. ¿Se imaginan ustedes que hubieran caído los Pactos de la Moncloa en manos de esta turba de ególatras incapaces de hablar sin pregonar sus desavenencias? Pues eso, que no, que no es no, que no podemos estar al servicio de asesores de imagen, de estrategas electorales y listillos de aparato, que nuestros problemas son más importantes que su autoestima, que hay mejores formas de hacer las cosas que entrar en el bucle del Día de la Marmota. Creo que algo llamado "Constitución" dice: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular". Han sido elegidos, luego tienen la obligación de responder a la pluralidad y de representar la voluntad del Pueblo.

No se puede jugar al parchís permitiendo que quien tira el dado repita una y otra vez hasta que consiga contarse veinte. No podemos aceptar que se nos tome el pelo con historietas de patio de guardería: "contigo no me junto, so tonto". Votamos partidos, no gobernantes; deberíamos votar propuestas de futuro, no relatos; tendríamos que votar razones, no pasiones. Y resulta que ya lo hemos hecho. Varias veces. Demasiadas veces. Amagar con más elecciones es una irresponsabilidad. Jugar con volver a abrir las urnas es una imprudencia. ¿No son los partidos la manifestación de la voluntad popular? A lo mejor se puede hacer otra cosa: que los miembros del Congreso, como cualquier hijo de vecino, voten sin disciplina paramilitar ni consignas y demuestren que unos Diputados son algo más que un dedo pegado a una tecla y un ojo fijado en la mano del jefe de filas. No les pedimos a nuestros representantes que monten una orgía ni que se juren amor eterno. Simplemente, tienen nuestras órdenes de ponerse de acuerdo y cuando los jefes damos una orden no vale buscar la forma de no cumplirla.

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