Utopías posibles

Luis Ibáñez luque

El piloto automático

Es tan importante cultivar a menudo, en la escuela y en la vida, la creatividad y el pensamiento divergente

Desde hace meses, me encuentro con un tramo en obras cuando voy camino del Instituto, cada mañana. Los atascos son bastante habituales. Hace tres semanas, se abrió un carril para aligerar el tráfico, un pequeño desvío a la derecha. Al menos dos semanas después, yo seguía sin coger el desvío, porque la inercia me hacía seguir por el camino habitual.

Otro caso radicalmente distinto: si alguna vez he intentado componer alguna canción o pieza instrumental que aportara algo nuevo, que no sonara "típica", mi oído me lleva una y otra vez a las machacadas estructuras rítmicas y tonales que tenemos incrustadas desde antes de nacer. Con la música sucede igual que con el lenguaje. Da un poco igual que se tenga más o menos formación. Incluso las personas sin estudios musicales conocen perfectamente las estructuras sonoras. Son solo dos ejemplos representativos de lo que significa el piloto automático. Siempre me pareció peligrosísimo ir conduciendo y no recordar por dónde has pasado. Igual de peligroso que dejarse llevar por el ambiente político, y no tomar posición. El conservadurismo más radical, el sensacionalismo y la manipulación campan a sus anchas. Centrándonos en la escuela, ir con el piloto automático es igualmente dañino. Significa dejarse llevar por la vorágine de papeles, fechas, correcciones, evaluaciones, exigencias formales… y soportar todo el peso de la tradición: libros de texto, exámenes, sanciones cuando hay problemas de convivencia, aislamiento respecto a las familias y el entorno social, construir la escuela que hicieron con nosotras y nosotros (no la que nos gustaría haber tenido), etc. El ser humano tiene una tendencia natural a ir con el piloto automático. Nos hace ahorrar energía, y hay momentos en que es necesario desconectar, pero debemos ser conscientes de que cada vez que lo dejamos activado (se activa solo), estamos permitiendo que ocurran muchas cosas que no deseamos, conductas y modos de funcionamiento que de un modo consciente rechazaríamos.

Por eso es tan importante cultivar a menudo, en la escuela y en la vida, la creatividad y el pensamiento divergente, tomar el hábito de plantearse si las cosas se pueden hacer de otro modo. Solo con alternativas que seguramente no están inventadas, que alguna mente infantil guarda desde su nacimiento en algún rincón, puede tener una oportunidad la escuela, la sociedad y el mundo en que vivimos.

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