Opinión

María Luisa Castillo

Siendo pobres, amando a los pobres

CUMPLO, si Dios lo permite, 20 años de haber llegado en mi primer viaje a Nicaragua. Y sigo sin ser pobre y sin amar a los pobres. Aunque dejé Almería y en ella mi historia, mi familia, mis raíces, mi futuro, aunque salté a esta orilla, sigo sin servir a los pobres. Me lo aclara el Papa Francisco con su mensaje para este tiempo: Servir no es solo dar, sino empobrecerse, hacerse pobre, vivir como el Hijo y vivir como hermanos. El Papa reitera que la Iglesia no es una ONG. No son grandes estructuras para el servicio de los pobres lo que el mundo necesita sino estructuras fraternas de hermanos. Pobres entre los pobres. Ya pudiera dar todos mis bienes a los pobres y ya pudiera yo saltar el charco entre mi tierra y esta tierra si no me hago niña, e hija, si no me hago hermana de mis hermanos los humildes y sencillos, nada he hecho. Gran mensaje del Papa que nos llama a conversión a los que pensamos que estamos dentro, a los que estamos en las orillas al borde del camino, al otro lado del mar. Y es que renunciar y dejar es solo un primer paso, como el de Abraham, pero proseguir el camino del abajamiento y la pequeñez el camino de los hijos, eso es pura Gracia y Gracia que se obtiene del Espíritu Santo. Recuerdo Almería y casi paseo al son de sus procesiones , oigo las bandas , los redobles ,huelo su fragancia ,veo a los cofrades ,a los niños, a los mayores sentados en las sillas de las terrazas y pido a cada paso, ante cada imagen, ser pobre y amar a los pobres . Puede que ser pobre y amar a los pobres sea el camino de la Cruz,¡ puede¡, pero es también el camino de la misericordia. Quisiera en cada paso de Semana Santa y en cada estación pararme y entonar una saeta, entonar desgarradamente un canto de encuentro misericordioso con el Cristo sufriente y en El con los cristos sufrientes de esta tierra en Nicaragua. Encontrarme en cada paso en el nombre propio y en el de la Iglesia que me envió, la Iglesia de Almería, encontrarme como María, como el Cirineo, como Veronica. Convertir cada procesión en un encuentro de misericordia con El Cristo vivo en el hermano pobre y desamparado. Quiero con todos los almerienses entonar una nueva plegaria para todos: Que cada paso de esta nuestra Semana Santa sea un paso de encuentro con los que más lo necesitan, pero un paso tierno, una paso plagado no de cosas sino de nosotros mismos, un paso pobre que ame a los pobres , no solo a los nuestros sino a todos los pobres de la tierra.

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