El callejón del gato

El poder autonómico

El ejercicio del poder por los dirigentes de las autonomía ha sido un privilegio del que han gozado

Desde el día que cada comunidad autónoma adquirió las competencias que fueron reclamando del Estado acogiéndose a lo establecido en la Constitución, han sido muy celosas en cuanto a su gestión, ejerciendo el poder con absoluta independencia. Ahora, que estamos atravesando una crisis que nadie se esperaba, se percibe cierta tendencia a descargar en el Estado Central responsabilidades que al Gobierno no le corresponden. Pongamos las cosas en su sitio. Primero: Las comunidades autónomas no fueron circunscripciones territoriales impuestas por el Estado, sino que se formaron a requerimiento de las provincias colindantes que las componen. Segundo: formaron sus respectivos parlamentos para ejercer la labor legislativa sobre las materias que son de su competencia. Tercero: tienen un gobierno independiente formado con las consejerías que cada comunidad ha considerado conveniente, sin estar sujetas a ningún otro poder. Cuarto: las materias que son de su competencia no han sido transferidas por imposición del Estado sino a requerimiento de la propia comunidad autónoma. Quinto: cuentan con unos presupuestos que se distribuyen por materias según el proyecto de ley presentado por el gobierno de la comunidad, aprobado por el parlamento autonómico. Sexto: para el ejercicio del poder cuentan con los políticos correspondientes en cada una de las áreas que le son propias, parlamentarios autonómicos, un presidente y los miembros del poder ejecutivo que libremente consideran necesarios para el desarrollo de sus funciones sin límite alguno. Séptimo: todos los políticos autonómicos que tienen encomendada una función son retribuidos con un sueldo respetable. Octavo: tienen bajo su control una plantilla de personal funcionario y laboral que actúan según sus directrices. Noveno: son titulares de un patrimonio. Y décimo: el sostenimiento de las comunidades autónomas lo pagamos entre todos con nuestros impuestos. Dicho esto, hasta el día de hoy, el ejercicio del poder por los dirigentes de las comunidades autónomas ha sido un privilegio del que han gozado para actuar libremente, según sus preferencias, en las materias que son de su competencia y en todo aquello que ha estado bajo su mando. Incluso cuando se declaró el estado de alarma algunos, celosos de su autonomía, se sintieron invadidos por el Estado. Ahora, con los medios de que disponen, es el momento de demostrar su valía para afrontar la situación, en lugar de echar balones fuera.

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