Una polémica estéril

Es de agradecer que se trate de una asignatura abierta en la que todos ellos caben

La historia de la filosofía está plagada de controversias. Unas han sido francamente productivas. Pero otras han sido superficiales y banales. Baste recordar algunas de las que tuvieron lugar en el medievo entre tomistas y escotistas. Pura palabrería. Y me temo que nos encontramos ante algo estéril en la polémica desatada en torno al asunto de la asignatura llamada "Valores cívicos y éticos". Hay quien se queja amargamente porque no la han llamado "Ética", a secas. Me resulta muy curioso que decanatos y asociaciones múltiples, que no levantaron la voz ante la desaparición tanto de la Ética como de la Historia de la Filosofía en la ley Wert, se rasguen las vestiduras ahora que vuelven la Historia de la Filosofía como asignatura común, y la asignatura Valores Cívicos y Éticos para todos los alumnos de la ESO. Leyendo declaraciones de unos y de otros no encuentro que haya una gran diferencia entre defensores y críticos. Por eso, se trata de una discusión que me irrita. Si lo que se busca es que la asignatura sea impartida por especialistas, es decir, por filósofos, y no quede recluida a ser una materia de relleno para completar horario, la cuestión debería cesar por cuanto, en palabras de la ministra Celaá, (y algún valor debería tener su palabra) la deberán impartir los profesores de filosofía. Ahora bien, si lo que se discute son asuntos referentes a contenidos y metodología, tampoco es cuestión de diatribas. Estoy seguro de que, si hay en España mil profesores de filosofía, podríamos encontrarnos con mil planteamientos distintos, mil metodologías diferentes, mil contenidos distintos. Yo mismo, que empecé dando ética como alternativa en duras circunstancias, a finales de los setenta, no creo haber repetido dos veces el mismo curso. Y esto porque, además de diferencias individuales, encontraremos que los grupos de alumnos a los que se dirige son tan heterogéneos que no cabe decidirse por un planteamiento homogéneo. Dados estos precedentes, es de agradecer que se trate de una asignatura abierta en la que todos ellos caben. Habrá quien opte por hablar de teorías éticas; habrá quien prefiera centrarse en valores cívicos y en buscar una fundamentación racional; y no faltarán quienes quieran dedicarse a Kant o a Aristóteles. O tomar el cine para analizar problemas éticos. Así pues, de parte de un excolega: cojan la asignatura con entusiasmo y creatividad y déjense de polémicas estériles.

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