El medio y el ambiente

Los polvos

Las nuevas generaciones se verán obligadas a llevar a la práctica el ser una generación digital

Sinánimo de atribuirme cualidades de profeta, no me recato en decir que antes del 2008, cuando todo el mundo "se ponía rico", yo pensaba que "esos romanos" estaban locos. Llegué a la conclusión de que la situación era semejante a una reacción exotérmicas que son "la releche", pero como te descuides lo más mínimo: un infinitésimo, que dicen los matemáticos, aquello puede terminar como el rosario de la aurora. Y aquello era como una reacción exotérmica, en un plis plas todo el mundo se hacía rico. Por otra parte, después de la debacle, pensaba que teníamos un gran momento para, al menos, cambiar una porción considerable de las circunstancias y modos de vida de nuestro sistema, tanto en la parte social como en la económica. Y aparte de unas cosillas que se hicieron en la banca, poco se tocó. Casualmente, hoy estamos cerca del cambio a horario de invierno, que será en la madrugada del domingo 25. Se atrasarán los relojes y dormiremos una hora más. Dicen que para acomodarnos al horario solar. Por cierto, que aún no se ha deshecho lo de la hora del general, ¿quizás porque así vamos una hora adelantados?, dicho sea sin connotaciones ideológicas.

Así que, en el fondo, seguimos como estábamos y aunque cambien las agujas del reloj, nuestro horario sigue siendo el mismo. Por lo tanto, todos esos polvos, junto con el actual y casi omnipresente bicho, han traído una parte importante de estos lodos.

Quizás por nuestra historia, o quizás por nuestra manera de ser, nos molesta que nos digan que debemos cambiar lo que hacemos o cómo lo hacemos. Pero si queremos ser y estar en Europa, debemos aceptar, y tratar de incorporar, las reglas y los usos de la mayoría de Europa, lo cual en bastantes aspectos nos servirá para la nueva forma de vivir, que queramos o no, hemos de aceptar como algo irreversible. Para algunos será perder calidad de vida, para otros será bueno porque ya vivimos con esas costumbres, y, para el resto será sencillamente un cambio como el de la hora: molesta pero se acepta. En resumen, será: cada uno en su casa, y Dios en la de todos.

Cuando me vine de Granada, después de haberla vivido bastante, solo había visto dos veces la tarasca, ninguna vez la procesión del Corpus, y había estado una vez en la caseta de Químicas. Y me vine sin traumas.

Quiero decir con esto que, quizás, las nuevas generaciones se verán obligadas a llevar a la práctica, casi hasta las últimas consecuencias el ser una generación digital, y tendrán que tratar de vivir la cercanía a través de una pantalla. ¡Es un buen momento para constatar si son o no son una juventud digital!

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