En primavera al fin

. Tu eres la reina en cualquier galaxia y solo con tu gracia, la vida se puede soportar. Y sólo con tu gracia, la vida se puede soportar.

Parecía que no iba a haber más, y no las hubo. Pandemias, guerras, crisis, calimas, aguaceros, huelgas, escasez de productos, subida de las gasolinas, atascos en las gasolineras. Y viene sin que nadie se lo haya pedido o suplicado, sale, pero no están, yo no puedo verlas. Congraciados los que se alegraron de que no las hubiera porque era lo mejor de que en la Semana Santa no hubiera semana santa y solo hubiera silencio y nada en las calles, ni un cristo, es decir, nada y nadie salvo los que tienen el derecho de que los demás no tengan el derecho porque los derechos son siempre suyos. Por fin vamos a poder aguantar el clásico artículo de Javier Marías dando la tabarra de cómo se puede consentir esto en un país democrático y aconfesional, dando palma y brindis, bailando la jota de alegría porque en el país aconfesional le van a zurrar la badana bien zurrada a la iglesia con el tema de la pederastia. Ni un caso sin clarificar y con justicia de la buena, de esa que no pasa por la casa de los demandantes. Y por fin podremos disfrutar con las clásicas cencerradas contra las procesiones, la burla y la mofa castiza que utiliza la misma libertad de expresión que no toleraría que la usásemos contra ellos en igual medida. Ahora que el todopoderoso se aviene con los de abajo comemos dátiles todos y respetamos a todos menos a los que hay que apedrear un poquito cada día. Pero el rumor se apaga de unos y de otros en una ciudad donde el murmullo de semana santa es débil amedrentados con los sucesos, como volviendo de una hibernación errática, en el submundo de las profecías y catástrofes sin atreverse todavía a mirar el mundo tras el desastre. Por que no llueva más lo que no tiene que llover tocaremos los clarines que apenas sonarán porque volverá a llover polvo y barro y sucesos amargos, inflaciones de ipc, cumbres, gárgolas que viertan nubarrones, discursos, promesas, destinos hacia lo que insistimos una y otra vez en alumbrar directos hacia el pozo sin fondo de la hecatombe. Y parece que no sucede nada de eso, que hay días y que los habrá soleados y primaverales y llevar a nuestra manera en el costal, la pura concepción, que antes de Roma su Sevilla proclamó, eterna luz que alumbra el existir que en primavera ya subiera al cielo al fin. Tu eres la reina en cualquier galaxia y solo con tu gracia, la vida se puede soportar. Y sólo con tu gracia, la vida se puede soportar.

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