Leí no se donde que, en la literatura griega antigua, había un término para describir el origen remoto de algún desastre. Venía a significar "el principio de lo malo", pero en una sola palabra que tiene más enjundia.

En ello andamos este mes, en determinar -en acusarnos, vaya- cuando se produjo el principio de lo malo, ¿en Nochevieja cuando brindamos con aquel tipejo que ya nos caía mal antes de todo esto? ¿El día que tu hija había ido a visitar a la familia de su novio, mientras tu rumiabas que a tu casa no le sube por si le contagiamos de algo, pero a la de él bien que va?

Cuando fuera, pero noto temor en las conversaciones de las mesas de al lado del bar (ese lugar desde donde seguí las elecciones municipales porque se aprendía más que en un mitin o nos reunimos los últimos cinco votantes de izquierda de la calle el día que se perdió Andalucía, un poco porque manifestarnos cinco personas hubiera sido un hazmerreir). Habíamos sobrevolado el confinamiento y la segunda ola desde esa distancia que te da estar en la periferia. Pero es que ahora la gente no comenta lo mal que dice la tele que está Madrid. Lo que comenta es que María José, con lo cuidadosa que ha sido siempre, se ha contagiado y de paso a toda la familia.

Así estamos, confinados perimetralmente y en Almería capital resignados a que, de nuevo, muy probablemente esta misma semana veamos las terrazas de los bares recogidas. Las terrazas recogidas, las tiendas cerradas, y las hojas excell completándose con los nombres de los nuevos incluidos en algún ERTE -o algo peor- y los autónomos hacía el cese de actividad -o algo peor-.

Igual está mal decirlo, o no matizar porque vivimos tiempos en los que solo está bien lo que hacen los nuestros, pero han existido ayudas que han funcionado. Está bien que Junta, Diputación y Ayuntamiento las hayan dado y gestionado con bastante celeridad. Y, además, no es cierto que los ERTEs no se hayan gestionado bien y que la gente no ha cobrado. Pensemos que en solo once meses de 2020, el coste de abonar prestaciones por desempleo en Almería llega a los 500 millones, lo que viene a ser haber pagado 1,5 millones al día en protección por desempleo.

La cuestión es que llegamos aquí, a lo peor, cansados económicamente. Pero con el cierre que muchos municipios sufren y el que se anuncia ya, vuelve a ser necesario el apoyo a los sectores afectados, y evitar la cada vez más clara recuperación en K, con la patita esa que mira hacia abajo representando a la hostelería y el comercio almeriense. Bien, cuídense, y seguimos.

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