Yo, puedo

La tiranía local te convierte en un esclavo aunque uno no sea consciente de ello; te somete; te doblega; y hasta te agrede

Ahora que está tan de moda decir que la regeneración democrática debe darse por el bien común y por la ofensa pública a la ciudadana que supone la corrupción, me planteo si en el ámbito más cercano alguien va a tirar la primera piedra por lo evidente y por lo obvio: por la oscuridad de la tiranía local, de ese ejercicio de poder que se basa en el "yo, puedo", "yo soy la autoridad sin más, a pesar de la democracia". Cuando oigo los discursos exigiendo un cambio partidista, no democrático, que acusan a los partidos opuestos para alcanzar el poder, me resulta doloroso la ausencia de comentarios de las mismas personas respecto a los casos de corrupción local en sus mismos grupos, hechos que se omiten por lo conveniente y no por lo justo. Entonces creo que esto no es una democracia sino el espectro de la misma, una visión de lo que pudo haber sido y que no llegó a funcionar del todo tras la transición. El sistema democrático no tiene un mecanismo de higienización al margen de los partidos, y si lo tiene no se usa por sus influencias. El poder y la el control no forman parte ni de la democracia ni de la soberanía popular, sino de los partidos políticos. Son estos los que impulsan o frenan las iniciativas legales. Mientras tanto la corrupción se denuncia según los intereses pero no se erradica, como el poder cambia de manos. Y lo triste es que en nuestro contexto existen casos muy graves de corrupción. Tienen, incluso, matices de tiranía griega. Hay personas que se parecen a Clístenes de Sicion, el tirano que llevaba años ejerciendo su autoridad a través de populismos y demagogias, creando incluso aristocracias políticas en la provincia. "Yo, puedo", "yo soy la autoridad" es el régimen en algunas localidades. Tampoco se retoma el discurso de Tomás Moro cuando decía que al poder había que decirle lo que debía hacer y no lo que podía hacer. De lo contrario no había fuerza capaz de controlarlo. Y hoy por hoy ya nadie puede controlar a ciertos líderes locales. Como dije al principio ¿será alguien capaz de tirar la primera piedra? ¿Alguna fuerza política, que presume de discurso contra la corrupción, tendrá el valor de delatar a quién es un tirano en su contexto más cercano? Mucho me temo que no. Seguiremos padeciendo la fuerza de la tiranía y aunque no lo sepamos, ni imaginemos, seguiremos siendo esclavos de la misma, víctimas, y grandes sufridores en silencio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios