Pues sí. Estamos ya con el alumbrado, los debates sobre quien es allegado y si la ciencia ha dicho que son seis o entre seis y diez. Sin embargo, aunque lo tenemos medio olvidado, noviembre acabó hace justo una semana y, para nosotros, fue importante al ser el mes de las nuevas restricciones, y los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social iban a permitirnos conocer su impacto en el mercado laboral (el sanitario ya lo saben). Bien, en Almería bajó el paro. Siendo positivos, cabe celebrar que el descenso ha sido el mayor de los últimos cinco años. Así, pues, parece que entrar con bisturí en lugar de con hacha en las medidas para detener la pandemia ha estado bien (sobre todo si, además bajan los contagios, claro).

El análisis de los datos es más delicado que en años anteriores Tenemos que ver, hoy, otras cifras, las de los ERTES. El total de personas que están en uno vuelve a los niveles cercanos a los de agosto, con 4.544 trabajadores afectados. Ya sabíamos que el dato de octubre, 3.676, sería el suelo desde el que partiríamos, no hacía falta pensar mucho. En total 868 trabajadores pasaron a esta situación como consecuencia de las nuevas limitaciones. Parece, pues, que el impacto laboral de la segunda ola no ha sido excesivo o, al menos, no ha ocurrido lo que podría haber pasado en caso de un cierre general. Por otra parte, demuestra que es el sistema está permitiendo, aún, sortear los despidos. A su vez, el descenso en el coste de pagar prestaciones por desempleo que ha supuesto la reactivación económica también se frenará, lo que ocurre es que los últimos datos disponibles son los de octubre, antes de las medidas andaluzas. Ese mes en Almería la nómina de pagar el paro fue de 40,14 millones, nada que ver con los 67 pagados en mayo. También ahí, con los datos de noviembre conoceremos el impacto de la segunda ola. El resumen, los datos de paro reflejan una media verdad -dice el refrán judío que una media verdad es una mentira completa- que hay sectores que siguen recuperándose, ya que el paro no solo baja en agricultura y servicios relacionados con ella.. Pero como dice una amiga, no es la hostelería, sino la hotelería -de hoteles- la que se ha resentido especialmente con el confinamiento actual, y seguimos confiando en una vacuna que pronto permita reactivarnos. Algo más habría que hacer, no solo esperar. Al menos para evitar que en un futuro caigamos en lo mismo. Pero eso también se dijo de la crisis anterior, así que, veamos diciembre y esperemos que escampe.

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