¡Qué rabia me da!

La rabia es una emoción natural pero es necesario entrenarse bien en el manejo de la misma

Aunque hoy día está muy de moda el concepto de inteligencia emocional su objeto de estudio ha protagonizado sesudas reflexiones a lo largo de toda la historia de la humanidad. Este constructo distingue entre emociones primarias y secundarias. La rabia pertenecería al primer grupo puesto que surge de forma automática ante algún hecho que, consideramos, atenta contra nuestros legítimos intereses y se nos antoja injusto.

Vivimos en una sociedad donde prima lo políticamente correcto. En este contexto pareciera que la función que tiene la rabia viene devaluándose progresivamente pero debemos prevenirnos de las modas tontas y tratar de llevar una existencia armónica con la Naturaleza. La rabia está presente en los animales, ¿cómo no va a estarlo en los humanos? La diferencia entre cuadrúpedos y bípedos estriba en que a estos últimos se nos supone la facultad de la conciencia y la razón. Nuestras emociones, por tanto, deben canalizarse a través de estos dones. Sentir rabia es natural y positivo, lo destructivo de esta emerge cuando no somos capaces de matizarla y convertirla en algo útil. El ejemplo más común lo tenemos habitualmente cerca. Si alguien a quien queremos consigue encolerizarnos siempre será mucho más útil hacerle ver los motivos de nuestro enfado con templanza y proponiéndole alternativas para que eso no suceda de nuevo. La otra vía, dejarnos llevar por el impulso y la ira dará, a buen seguro, un resultado rayano en la catástrofe.

Conviene, asimismo, evaluar periódicamente, los motivos por los que nos enfadamos habitualmente. Algunos serán objetivos pero otros es posible que sólo estén en nuestra cabeza. Todo esto no es fácil, claro. Recoge Aristóteles en su "Ética a Nicómaco" que "cualquiera puede enfadarse, es algo muy sencillo. Pero enfadarnos con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, esto, ciertamente, no resulta tan sencillo".

La cuestión del momento, como bien apunta el filósofo, es también crucial. ¿Cuántas veces no seguimos sintiendo rabia por situaciones que ya pasaron o que incluso aún no han sucedido y creemos prever el resultado?

La rabia es, por tanto, una herramienta muy útil, pero hay que entrenarse muy bien en el manejo de la misma. "Usar la rabia contra alguien es tratar de lanzarle un carbón al rojo vivo, difícilmente podrás hacerlo sin abrasarte la mano" (Buda).

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