Carta del Director/Luz de cobre

La recuperación del casco histórico

Los cascos históricos de las ciudades con sinónimo de historia, de rico patrimonio, de bullicio, sentimientos y alma

El alcalde de la capital Ramón Fernández-Pacheco, presentaba hace unos días el proyecto que corona las actuaciones municipales para hacer del centro histórico "un entorno patrimonial y urbano de primer nivel". Una notable inversión, 3,5 millones de euros, y unas obras de corta duración, 18 meses, obrarán el milagro en San Cristóbal, rehaciendo este cerro, tan cercano a la Puerta Purchena y escasamente visitado por la ciudadanía, como "puerta a la ciudad". Esta era la descripción del primer edil para este nuevo proyecto estelar del Ayuntamiento para el casco histórico. El objetivo es la regeneración urbana y paisajística del la zona, que se extenderá sobre una superficie de 2,5 hectáreas. A través de nuevos caminos accesibles, infraestructuras, vegetación e iluminación ornamental, el objetivo es convertirlo, por derecho propio, en una de las "zonas más visitadas de Almería".

Los cascos históricos de las ciudades son sinónimo de historia, de rico patrimonio, de bullicio, de sentimientos y alma. Encierran todo aquellos que fuimos y somos para alcanzar el futuro. Concentran en pequeños micro espacios tantos y tantos lugares emblemáticos, que sólo un paseo sirve para rescatar de la memoria pasajes y paisajes de antaño que ponen en valor aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", aunque piense que la afirmación no es real. Pero si es cierto que en nuestro cerebro se almacena y permanece aquella que nos retrata bondades que sucedieron y abandona o diluye las que nos dañan o nos duelen.

Sea como fuere, lo cierto es que una ciudad que se precie, grande o pequeña, tiene futuro y es presente si es capaz de poner en valor aquellos lugares en los que se forjó su historia. Y la capital está en ello. No voy a ser tan optimista como para creer que lo hecho modifica o cambia de forma radical aquellos que tenemos. No es así. Pero si es cierto que con las reformas, muy costosas para la economía de guerra en la que casi estamos, que se están haciendo en el entorno de La Alcazaba o accesos, con proyectos más o menos acertados como la mejora del Mesón Gitano, vienen a confirmar, y no es poco, el intento real de quienes gobiernan la ciudad de poner en valor nuestra historia.

El camino por recorrer es aún muy largo. Está plagado de trampas en forma de recortes presupuestarios, pero cobra forma en la misma medida que aquellos que rigen los destinos de la ciudad creen en lo que hacen. Los frentes son tantos y tan abiertos que en planes como el que nos ocupa todo el dinero que "entierres" será devorado y las mejoras serán escasas.

Pero es el camino. Sin prisa, sin excesos y ajenos a las críticas, que llegarán, hay que seguir en la línea que confluirá, a no tardar mucho, en que quienes nos visiten gocen de esta ciudad, a la vez que a nosotros nos satisface lo que tenemos.

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