EL William Wyler dirigió en 1959 la segunda versión cinematográfica de la novela Ben-Hur, del escritor norteamericano Lewis Wallace, publicada en 1880. Fred Niblo fue el director principal de la primera versión, en 1925, protagonizada por el mexicano Ramon Novarro. Clásicos memorables del séptimo arte. Wyler construyo un guion extraordinario, y escenas narrativas con una potencia comunicativa descomunal, capaces de no desmayar nunca en su vitalidad para formar parte del imaginario colectivo que compartimos desde hace generaciones: quien no recuerda la carrera de cuadrigas. Tengo especial predilección por una escena en las galeras, cuando el cónsul Quinto Arrio le dice a Judá "te mantenemos vivo para que sirvas esta nave, rema bien y sobrevive". En estos atribulados días que vivimos los vecinos de Almería, nuestros ediles curules y lictores están empecinados en golpearnos con ese mismo remo, ambicionan imponer un estruendo que grita silencio "a cada golpe de aquel remo al que tú me encadenaste, Mésala". En un perfecto "politiques", triste jerga de nuestro tiempo, los curules pretenden establecer que nuestro amado y respetado Pingurucho es nada más y nada menos que un "obstáculo". Los árboles son superfluos. Me preocupa gravemente que no encontremos suficiente laurel para tantas coronas de dominus et deus.

Necesitan con urgencia a las personas que les repitan a cada rato memento mori. ¡Humildad¡ que pronto abandonaron el abrigo de tu puerto. Recordar y aprender sobre uno de los episodios más transcendentales de nuestra historia, les resulta un problema que llama a la ruindad de arrasar con los méritos civiles de una sociedad formada por ciudadanos, no por vasallos. Pienso que el problema está en el texto de la Constitución de 1812. "La Pepa" es tan osada. Artículo II: "La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser, patrimonio de ninguna familia ni persona". Esto incluye que tampoco pertenece a ninguna dinastía ni clan partidocrático. En democracia los ciudadanos somos los dueños de nuestros votos, no damos cheques en blanco traducidos en pernadas de ningún pelaje. Y por supuesto, debatiremos en el ágora, en la plaza pública todo aquello que consideremos necesario y primordial para nuestras vidas y las de nuestros hijos, así como en las instituciones de nuestro gobierno, porque el gobierno es de los ciudadanos. Exigimos ética.

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