Y de repente… Afganistán

La UE está fuera de la partida por la supremacía mundial y para el reparto del mundo

Qué ha fallado en Afganistán?, preguntaba un contertulio consternado por la victoria de los talibanes y lo que ello va a significar para la seguridad y libertad de cuantos afganos decida este grupo integrista musulmán. Y, como en otras muchas tertulias desde la toma de Kabul, los invitados a analizar este importante suceso político comenzaron a poner opciones sobre la mesa: fallos de estrategia en el proceso de democratización del país que lo avocaron a un irremediable fracaso cuyo última escena era, también irremediablemente, la que estamos viendo; Trump; Biden; precipitación en la ejecución de la retirada de EE.UU; subestimación de los talibanes y sobreconfianza en su voluntad negociadora; ineptitud de las fuerzas militares del país o el comportamiento del presidente Ghani, quién tardó en huir del país el tiempo que le llevó llenar de dinero cuatro coches y un helicóptero (según información de la embajada rusa). Pero, ¿y si la respuesta correcta es que no ha fallado nada en Afganistán?, ¿y si lo que ha ocurrido es exactamente lo que los actores protagonistas de esta larguísima película, EE.UU, China, Rusia y los talibanes y la población afgana que los apoya, han decidido que ocurra?. Pues, al igual que si estamos ante un fallo de algo, o de alguien, si este final responde a un acuerdo es algo que el común de los mortales jamás conoceremos porque la historia de Afganistán y el grupo talibán es mucho más que la ordinaria historia de un país asediado por un grupo terrorista interno que cuenta con un mínimo apoyo social, porque lo ocurrido desborda a un golpe de estado y porque hablamos de un país con múltiples atractivos, entre ellos, una extraordinaria riqueza mineral ("Litio, berilio, piedras preciosas, tierras raras, cobre, molibdeno, oro, niobio, plomo, zinc, petróleo, gas y carbón ya están probados en Afganistán" dice una publicación del Instituto Suizo de Tierras Raras y Metales Preciosos (ISE) de 16 de abril de 2012). Demasiado para aficionados. Aún así, hay algo de esta historia a lo que si podemos acceder los simples espectadores: los mensajes que deje. Y, ya tenemos algunos: Uno es que, ahora mismo, la UE está fuera de la partida por la supremacía mundial y para el reparto del mundo que se está jugando en estos momentos, y, otro, que, en las cruzadas democratizadoras del llamado "Mundo Libre", quien acaba perdiendo es el mundo libre. La democracia no se puede imponer. No habrá nunca palabras suficientes para agradecer su valentía y compromiso a los españoles que fueron a Afganistán para hacer de este mundo un lugar mejor, ni, mucho menos, para honrar la memoria de los 102 miembros de la misión española que no pudieron regresar con sus familias, pues su muerte lleva la generosidad de quien deja una valiosísima lección para el mundo que viene; en este caso, un mundo cada vez menos libre.

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