La semana del pin parental

Evítennos polémicas innecesarias y llévennos a hablar de lo que, sin duda, nos apremia como sociedaD

Miedo a que a esta sociedad no le importe como, en su libertad y en actos profundamente personales, viva cada cual, ni cuestione que la igualdad es un derecho y que la violencia de género existe y ha de ser erradicada; miedo a que nuestra memoria no olvide que, cuando fuimos bandos y no partes de un todo, acabamos matándonos y que hubo un tiempo en el que en este país 24 horas eran suficientes para apresar, enjuiciar y ejecutar, por sus ideas políticas, a 13 chicas menores de edad; y miedo a que consideremos que, como creía Adolfo Suárez, "la Democracia crece con la voluntad de diálogo." Todos esos miedos se han podido intuir en las propuestas y declaraciones mas reaccionarias de VOX y, ahora, parece ser un miedo a que nuestros menores reciban en las aulas, de una forma fluida, herramientas que les pueden ayudar a ser adultos con capacidad crítica, conscientes de la realidad que les rodea y sus desafíos y que se desenvuelven con la ventaja que da la tolerancia y el respeto, lo que se vislumbra en su exigencia, allí donde pueden, de su llamado "Pin Parental". Y es que, poco hay que encaje mejor que este último temor, cuando vemos que, sin fundamento alguno, VOX se lanza a ponernos en guardia frente a la educación pública cuando esta hace lo que, como no puede ser de otra forma, este partido sabe que ha de hacer: dirigirse por la Convención sobre los Derechos del Niño, que es de obligado cumplimiento e impone a los Estados la obligación de que la educación de los niños esté encaminada, entre otras cosas, "a preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena", por nuestra Constitución que ordena que la educación tenga por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales y por la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor que establece que todo menor tiene derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial. Y así, de manera absolutamente irresponsable, crea una alerta de adoctrinamiento en los colegios públicos y da lugar a que una gran parte de la comunidad educativa vea cuestionada su profesionalidad y a que se generen situaciones de desconfianza donde, sin duda, los niños serán los perjudicados. Y lo peor de todo esto es que esos miedos no pueden responder a la creencia de que la historia ha ido premiando a las sociedades donde tales cosas no ocurren pues, es la propia historia, la que nos dice que el progreso necesita de amplitud de miras, valentía, tolerancia y memoria.

Evítennos polémicas innecesarias y llévennos a hablar de lo que, sin duda, nos apremia como sociedad y como humanidad

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