El medio y el ambiente

El silencio

A fin de cuentas, las sociedades tienen los gobiernos que se merecen: esa es la democracia

En El dicho físico de: "sonido más sonido igual a silencio", en realidad lo aprendí, no cuando me correspondía, sino cuando ya sabía algo de ondas. Pero algo nada más. El caso es que siempre me ha gustado explicar el efecto Doppler, que es de donde "remanece". Por otra parte, también me gusta la frase de Beethoven: si no puedes mejorar el silencio, cállate.

Hago esta introducción porque como actualmente estamos en la era de la imagen, las conversaciones brillan por su ausencia, y lo que es el silencio ha quedado en el recuerdo de los que seguimos siendo sus amantes.

Ahora lo que rompe el silencio son los dichosos bip-bip de los teléfonos móviles que, por cierto, ya no se conocen como los "mencuentro", y que además, por lo que percibo, sirven para todo menos para una conversación tranquila.

Conclusión: no hay silencio ni sonidos agradables, porque los únicos que rompen el silencio son los políticos, cuando su asesor de comunicación así se lo aconseja. Por cierto, que no entiendo por qué se llaman así, dado que su cliente, en la mayoría de esas ocasiones, lo único que dice son frases semejantes a las parrafadas que soltaba Antonio Ozores, en las que no se le entendía nada. Así que de comunicación "retroalimentada" o en plan "feedback" que dicen los expertos, nada de nada.

En realidad, eso se puede asumir, sobre todo por parte de los mayores, a los que ya nos han convertido en escépticos pasionales y difícilmente esperamos escuchar y, ni siquiera oir, algo interesante cuando habla un político. Pero hay un asunto que nos preocupa: el silencio de la sociedad.

Estamos inmersos en la era de comunicación sin comunicación. Hay cantidad de emisoras de radio, de cadenas de televisión, de mensajes por medio de internet, pero no se "siente" a la sociedad. Da la impresión de que está en estado de aletargamiento. Y ese estado es muy grave, porque el papel de la sociedad no es esperar a que los políticos le digan lo que tiene que hacer, es demandarle, y exigirle, a los políticos que den respuesta a las demandas de la sociedad.

Pero es que, además, como los políticos salen de la sociedad, difícilmente de una sociedad durmiente podrá salir un individuo despierto. A fin de cuentas, las sociedades tienen los gobiernos que se merecen: esa es la democracia. Por otra parte, la sociedad, lo mismo que elige los políticos que quiere, también les debe decir si está satisfecha o no con su trabajo, por lo tanto ¡rompamos el aletargamiento social!

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