Ala hora de escribir este artículo, se están produciendo los terribles y violentos disturbios sobre Cataluña, propios de vándalos e ignorantes que lo único que saben es utilizar la violencia con tal de conseguir sus propósitos; deben saber estos descerebrados que la historia de la humanidad se construye sobre la ética de la filosofía griega y la disciplina del derecho romano; con todo lo dicho, estos acontecimientos, lo primero que ponen de manifiesto es el desconocimiento de la historia de Cataluña, gozando de una ignorancia suprema, donde se ha interpretado la historia de España como una continuación de la de Castilla, a la que de alguna manera se unió La Corona de Aragón, algo que los catalanes quisieron remediar desde la Reinaixença, donde quisieron justificar una excelencia solitaria, cuando nunca han estado solos, mejor o peor acompañados, primero dentro de La Corona de Aragón y después de toda de España, y en ese sentido la situación geográfica de Cataluña, más cercana a Europa, y separada por la cordillera de los Pirineos, que al resto de los reinados que integraban esa España, por cierto levantada contra la invasión musulmana y por ultimo esa ancha ventana que la unía al Mare Nostrum. Pues bien, esta cadena geográfica, a modo de barrera, impidió que a ambos lados se configurara un Estado catalán-provenzal, que en ese momento se concebía como una empresa imposible, como algo parecido a lo que le sucedió a la Corona de. Aragón en el siglo XVII en la Francia de Luis XIII. Se ha interpretado la historia de España como una continuación de la de Castilla, a la que de alguna manera se le unió la Corona de Aragón, algo que los catalanes quisieron remediar desde la Reinaixença, así es que los historiadores han interpretado diferentes versiones sobre Cataluña, incluso algunos afirman, que el problema catalán arranca sobre en el año 1137, cuando se firmó el acuerdo de Petronila y Ramón Berenguel IV, asegurando que a partir de ese momento estuvieron zarandeados, unas veces por aragoneses y otras por castellanos; pues bien, hicieron suya toda esta parafernalia de sentimientos y aprovecharon para expandirse por el Mediterráneo, ante los tratados acordados por Aragón y Castilla (Azmira); llegado el año 1453, con la caída de Constantinopla ese mar Mediterráneo (Mare Nostrum), que era un avispero de piratas, donde campaban a sus anchas los navíos turcos, entrando el comercio en declive, a favor de favorecer el auge del tránsito por Pacifico, secundado por portugueses hacia las Indias y españoles lanzados al descubrimiento de América.

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