República de las Letras

A por la tercera ola

¡Recomendaciones en el país del palo y la zanahoria! ¡Ni que fuéramos alemanes o ingleses!

Vamos derechos hacia la tercera ola de la pandemia. De nuevo nos vemos enfrentados a la cobardía de los gobernantes. Pedro Sánchez fue valiente en marzo al decretar el Estado de Alarma y el confinamiento general del país: consiguió detener la expansión del coronavirus. Pero el verano estaba al caer, la afluencia de turistas extranjeros podía verse drásticamente disminuida y la campaña estival peligraba, con el consiguiente descalabro económico para el sector y, de hecho, para toda la economía del país, dada nuestra altísima dependencia del turismo. Sánchez cedió a las presiones de la patronal y aceleró la desescalada a pesar de las advertencias de los expertos, en un ejercicio de inconsciencia. Y ocurrió que la pandemia, extendida por el continente, aconsejó a los países emisores no viajar a España y la campaña, en efecto, a pesar del relajo de las medidas aquí, se perdió. El Gobierno descargó entonces la gestión de la pandemia en las autonomías: que compartieran la responsabilidad de la gestión a efectos electorales. Pero las autonomías fueron cobardes en la tarea. La situación pos-covid preocupaba a los partidos gobernantes mucho más que la pandemia misma. Salvar el pellejo era esencial. Que el coronavirus no les arrebatara el poder. Y no quisieron adoptar medidas drásticas que pudieran afectar a la economía. Eso nos ha llevado a la actual segunda ola, con datos estremecedores en contagios, ingresos en UCI y muertos. A requerimientos de los gobiernos autonómicos, el Gobierno tuvo que retomar la iniciativa en la lucha contra la enfermedad. Pues se aproximaba, estamos ya en ella, la campaña de Navidad. Es la segunda gran ocasión anual de levantar el negocio, la primera en importancia para ciertos sectores de la economía española. Y el coronavirus, que no cede. Así las cosas, el Gobierno se ha visto obligado a decretar unas medidas que rijan la conducta individual, familiar y social en las fiestas próximas. ¿Y cómo lo ha venido a hacer? Con recomendaciones. ¡Recomendaciones a los que se saltaban a la torera el confinamiento, a los que organizaban fiestas ilegales sin acatar las normas preventivas contra la enfermedad y a los que no hemos sido capaces de educar en la responsabilidad social, en el autocontrol, en el respeto al otro, en la convivencia y en la solidaridad! ¡Recomendaciones en el país del palo y la zanahoria! ¡Ni que fuéramos alemanes o ingleses!

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