Utopías posibles

Nunca el tiempo es perdido

¿Por qué seguimos quejándonos de un sistema desfasado, si hay cada vez más y mejor innovación?

En numerosos centros educativos se vienen haciendo multitud de actividades complementarias relacionadas con ciertas asignaturas (salidas al entorno, charlas, juegos, proyecciones, debates…), se programan semanas culturales, celebración de "días clave" (día de la mujer, día de la paz, o incluso Santa Cecilia, patrona de la música), jornadas (encuentro de testimonios de la guerra civil, jornadas de escritores, por poner solo dos ejemplos), actividades elaboradas por el propio alumnado (obras de teatro, exposiciones realizadas y presentadas por el alumnado, algún congreso de historia hecho por alumnado de Primaria), gamificación (anglicismo y etiqueta de marketing del "aprender jugando"), actividades relacionadas con la "educación en valores" o la convivencia, y un largo etcétera. ¿Por qué seguimos quejándonos de un sistema desfasado, si hay cada vez más y mejor innovación?

La respuesta la da el propio alumnado. Cada vez que se realiza alguna de estas actividades, consideran que "no hemos hecho nada", o que "no se ha dado clase", porque el sistema les ha transmitido durante muchos años que lo importante, "dar clase" es avanzar teoría con un libro de texto, hacer actividades, corregir cuadernos y hacer exámenes. Lo demás no es aprender. Y además, el propio profesorado considera muchas veces que "está muy bien hacer esta o aquella actividad puntual", pero "que no me QUITE demasiado tiempo", o utilizan expresiones como "PERDEMOS mucho tiempo de clase, cuando hacemos estas cosas". Incluso las familias no ven con buenos ojos, a veces, esta "pérdida de tiempo".

Bien entrado el siglo XXI, con una normativa que recoge contenidos y asignaturas, pero impone que todo ello debe ir orientado a desarrollar las competencias clave (herramientas para desenvolverse en la vida), esta situación no tiene sentido. Cuanto más diversas son las situaciones de aprendizaje, cuanto más prácticas, reales, centradas en el entorno, los problemas, necesidades y posibilidades de todo lo que nos rodea, mucho mejor. Es muy necesario integrar todo lo anterior bajo un único paraguas: el del aprendizaje. Se aprende más y mejor con esta diversidad de escenarios, que con el mensaje unidireccional del libro de texto y la obsesión por el control mediante exámenes. "Nunca el tiempo es perdido", como dice la canción. Es importante que sean conscientes de ello tanto profesorado, como alumnado y familias.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios