El tiempo pasa y este jueves se cumplen seis meses de gobierno de Moreno Bonilla y Marín junto a la extrema derecha, unos meses que no han supuesto ni avance, ni cambio, ni mejora en las condiciones de vida de los andaluces.
Estamos ante un gobierno instalado en permanentes contradicciones, que sólo anuncia retrocesos y reabre debates superados; un gobierno que sí, ha cambiado Andalucía, pero lo ha hecho a peor, desde su debilidad, sus dimisiones y su dependencia absoluta de la extrema derecha.
Este tiempo perdido se ha puesto más de manifiesto que nunca con el pacto presupuestario fraguado y bendecido desde fuera de Andalucía, que pone en peligro 9.000 empleos públicos y los propios servicios públicos, al abrir la puerta a privatizaciones y negocios con temas tan sensibles como la sanidad.
Este mal presupuesto se ceba, además, con Almería, hasta el punto de ser el peor presupuesto que ningún gobierno ha hecho para nuestra provincia. Junto a la involución democrática, social y ética que supone, plantea una vergonzante inversión para la provincia almeriense, que el PSOE ha intentado revertir con 26 enmiendas, que suponían una inversión plurianual de 236 millones. De esa cantidad, pedíamos que 115 millones se ejecutaran en 2019, con actuaciones planificadas en ejercicios anteriores en materia educativa -en concreto, 27 actuaciones de construcción de CEIP, IES y del propio Conservatorio de Danza-, con 20 millones para planes de empleo y con inversiones en centros de salud y en el Hospital Materno Infantil. En agricultura e infraestructuras, los socialistas también hemos intentado enmendar para dar apoyo a la renovación de invernaderos, la gestión de residuos vegetales, la mejora de depuradoras y otras actuaciones encaminadas, por ejemplo, a concluir la autovía del Almanzora o el nuevo acceso a Almería desde Viator. Todas las enmiendas socialistas han sido rechazadas, lo que tendrá un impacto negativo en nuestra economía e impedirá la necesaria consolidación de los servicios públicos y el empleo.
La aprobación de estos presupuestos supone, pues, el colofón a estos seis meses en blanco, un tiempo perdido para Andalucía, por la falta de actividad y de un proyecto claro para una tierra que era líder del país en lo social, lo económico y lo político hasta hace eso, seis meses.
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