Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El traje y otras evidencias

No hay por las calles legiones lastimeras de cesantes llorando por haber perdido la mamandurria de la Junta

El cambio en Andalucía, si lo hubiera o hubiese, ha quedado sepultado, anulado y desfigurado por el asfixiante clima de campaña electoral en el que hemos vivido ni se sabe el tiempo y del que convendría olvidarse ya, aunque me temo que habrá que esperar a que los ayuntamientos se pongan en marcha y a que Pedro Sánchez termine de formar un Gobierno, solo o en compañía de otros, para que baje un poco el suflé y las cosas empiecen a centrarse, verbo que de pronto se ha puesto de moda.

Pero a pesar de lo excesivamente lentas que parecen ir las cosas por el Palacio de San Telmo, ya se pueden anotar algunas evidencias que permiten sacar conclusiones. La primera es que Juanma Moreno ha encajado mejor de lo que se pensaba en el traje de presidente, sobre todo teniendo en cuenta que se vio en el cargo un domingo por la noche cuando todos, o casi, en su propio partido lo consideraban, hasta que se abrieron las urnas y se hicieron las sumas, un zombi político a punto de coger el AVE sin billete de vuelta. Moreno ha adoptado un papel institucional que lo blinda de las miserias de cada día gracias al reparto de papeles con Elías Bendodo, que recuerda cada día más al que adoptaron Chaves y Zarrías en los tiempos felices del PSOE. Y la verdad es que, por ahora y salvo contratiempos menores, funciona.

La segunda evidencia es que la salida de los socialistas y la llegada de los coaligados se han vivido por la población con una extraordinaria naturalidad. No hay por las calles legiones lastimeras de cesantes llorando por haber perdido la mamandurria que, al parecer, hizo que durante cuarenta años el PP no tocara bola. Y que se sepa el consumo de botellines no ha descendido, por lo que hay que deducir que los muchos que sesteaban en los bares de Andalucía esperando la subvención mensual que les aseguraba la sopa boba a cambio de su voto al PSOE lo siguen haciendo. Aunque, entonces, la cosa no encaja y alguien debería explicar por qué ha pasado lo que ha pasado.

Hay todavía una tercera evidencia que debería preocupar seriamente a los actuales inquilinos del poder: las expectativas que se habían puesto en el cambio no se han visto satisfechas y eso es algo que reconoce ya hasta el propio presidente de la Junta. A partir de ahora no vale la excusa de la permanente campaña electoral. El cambio del Gobierno del cambio va lento. Y la gente empieza a notarlo.

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