Carta del Director/Luz de cobre

El tren averías

120 años después de que el tren llegara a Almería las vías son las mismas. Evolución ninguna y velocidad escasa

Parece claro que desde el Ministerio de Fomento nos quieren tomar el pelo a los almerienses cuando de política ferroviaria se trata. Me explico. Comparto la valentía del subdelegado del Gobierno, Manuel de la Fuente, al decir públicamente que las continuas averías del Talgo que nos une con Madrid son "intolerables". Es posible que hasta lo hayan reprendido o llamado la atención por la sinceridad con la que habla. Pero al final no dejan de ser unas afirmaciones que llegan por la presión, debe ser insoportable, de la sociedad y los medios de comunicación cuando un día sí y otro también conocemos nuevas averías de los convoyes que nos unen con Madrid. Cuando hechos similares han sucedido en Extremadura, por poner un ejemplo, desde el Ministerio que dirige José Luis Ábalos se han abierto investigaciones, que al final no conducen prácticamente a nada, pero de alguna manera calma los corazones soliviantados de miles de usuarios que se sienten ninguneados y pateados por un Gobierno que parece dar por bueno la existencia de ciudadanos de primera, los que tienen AVE y los otros.

Con ser denigrante la situación, se convierte en esperpéntica cuando técnicos de Renfe se reúnen con la Mesa del Ferrocarril y, sin anestesia previa, nos avanzan como gran solución la búsqueda, vamos a ver si la encuentran o no, de una locomotora de reserva que pueda aliviar, en parte, el triste espectáculo que aquellos que rigen nuestros destinos están ofreciendo a los que aquí habitamos. No queda ahí la incongruencia. A las muchas oídas se suma la posibilidad de hacer un estudio para conocer la posibilidad de reducir el viaje con Madrid algunos minutos. Un hecho que ya conocemos que es poco menos que imposible por el estado de la vía. Paños calientes y declaraciones vanas y huecas en un intento, como otras veces he explicado, de ganar tiempo en este Guadiana de las comunicaciones ferroviarias que nos preocupa y ocupa cada cierto tiempo.

La realidad, por más que nos duela y nos pese, y a ellos desconozco si les ocupa y les preocupa, es que estamos echando a los viajeros de un medio de transporte seguro, con más de un siglo de historia, en el que la evolución ha sido escasa, la inversión ínfima y el trato con Almería discriminatorio y vejante. Claro que siempre nos queda Granada. A finales de mes verá, por fin y me congratulo, su alta velocidad y nosotros, almeriensitos de a pie, tendremos la oportunidad de viaje casi dos horas hasta la ciudad de la Alhambra y desde allí coger un AVE que en tres nos lleve hasta Madrid. Es posible que mientras nos toca la lotería de las obras ya adjudicadas y veremos a ver cuando comienzan, logremos reducir algo nuestro viaje con la capital del reino. Pero para ello primero han de ajustarse los horarios de los trenes que de aquí parten con los que salen de Granada. Si hay que esperar mucho, nuestro gozo en un pozo.

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