Carta del Director/Luz de cobre

El triunfo de Juan Espadas y Almería

El trasvase de apoyos a Juan Espadas se visualizará en los próximos meses como si de uno de agua se tratase

Con la calma, la mesura y la distancia que el transcurrir del tiempo permite podemos analizar las consecuencias que para Almería tendrá el triunfo de Juan Espadas en las primarias socialistas andaluzas. Un triunfo que lo convierte en candidato a la presidencia de la Comunidad autónoma por el PSOE. No es baladí afirmar que el terremoto político que se avecina en las estructuras del PSOE provincial se producirá de forma lenta, pero inexorable o puede tener carácter de tsunami.

A pesar de que una buena parte de los militantes optaron por la expresidenta Susana Díaz, lo cierto es que su derrota, sin paliativos, moverá todo el castillo de naipes, o de piedra, construido en torno a su figura y que ahora deja huérfanos a quienes la apoyaban.

El trasvase de votos, no les quepan dudan, se visualizará en los próximos meses, como si de uno de agua se tratase. Con amplio caudal o por goteo, en la misma medida en que las ofertas y los candidatos a presidir la secretaría general de Almería vayan tomando cuerpo. No se trata, por ahora, de hablar de personas. Habrá tiempo para hacerlo. Lo que busco es visualizar hasta que punto el proyecto liderado por la expresidenta se ha quedado huérfano en la provincia, cómo se trasvasan las afinidades hacia los nuevos dirigentes y qué papel van a jugar en el proceso los líderes que desde el inicio del sanchismo han trabajado y trabajan por abrir vías de agua en el liderazgo provincial, asentado y esculpido a sangre y fuego en los últimos años. El tiempo, medio año, será el que defina las estrategias y las rutas a seguir en una batalla que se presupone dura, larga y con algún que otro cadáver político en el camino. No va a ser tan fácil para unos mantenerse, ni para los que llegan ocupar el espacio que se abre frente a ellos. Mientras que a nivel regional se trata de lealtades, siempre susceptibles de cambiar, a nivel provincial son los alcaldes y los líderes de los pueblos, muchos de ellos asentados en el poder local, los que tendrán en sus manos sostener, con las variaciones que se consideren necesarias lo establecido o, por el contrario, apostar por aquellos que en los últimos tiempos han mantenido un porcentaje en torno al 30% de apoyos críticos con la dirección provincial.

Como ya sucedió en el anterior congreso, serán los militantes quienes elijan con sus votos al secretario general, no los delegados. Y es aquí donde cualquier cábala que se pueda hacer a priori corre el riesgo de saltar por los aires, porque el control de la militancia es más volátil y menos contundente.

Sin olvidar, claro está, que en ese juego de voluntades y adhesiones tiene mucho que decir el futuro más próximo, que no es otro que las elecciones andaluzas y las candidaturas a las alcaldías de 2023. Cualquier conjetura o pronóstico, ya les digo, tiene un serio margen de error.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios