El último

A mí, un niño entonces, me dijero que la navidad era algo más que consumismo y el materialismo

S style="text-transform:uppercase">IEMPRE hay un espacio publicitario antes de que finalice el año y hasta un último anuncio dedicado a un premio de lotería. Los lobbies del marketing y de las empresas saben perfectamente que es el momento adecuado para ello, puesto que a través de las televisiones cuentan con la mayor audiencia. Este momento es importante por dos cosas: la primera de ellas porque refleja las intenciones de nuestro neoliberalismo y como se desarrollan a través de la manipulación. De esto ya está todo dicho. Sabemos que existe la psicología de empresa, los estudios de marketing, el condicionamiento operante inventado por Skinner y los estudios cognitivos conductuales que, bajo una estadística clínica, reflejan las costumbres de los consumidores. Pero por otro lado, y mucho más importante, este tipo de publicidades indican otro hecho digno de reflexión. Si nos centramos concretamente en el anuncio que difunden en diciembre sobre un premio de lotería podemos argüir el estado moral de nuestra sociedad. Muchas han sido las ocasiones que han mostrado un aspecto de nuestro país, y otras de los acontecimientos más destacables del año. No hace mucho surgió una composición sobre un supuesto vigilante, que no lo era, y que incurría en intrusismo profesional para el desconocimiento de los productores. Este año tenemos uno, y vamos a profundizar, que versa sobre un engaño y sobre la importancia de poseer dinero. Si de verdad la navidad debe fomentar la unidad familiar, los valores solidarios, y la fraternidad, resulta curioso que ese deseo, en el anuncio, se sustente en una mentira mantenida. ¿Es la navidad una mentira? Es la pregunta que una persona ajena a nuestra cultura se haría. ¿Esta celebración se sustenta en cortinas de humo que ocultan fluctuaciones políticas y económicas? Sería la siguiente cuestión planteada por un desconocedor de nuestras tradiciones. A fin de cuentas es difícil responder. El hecho es que si esa es la imagen pretendida sobre nuestra masa social la navidad queda en entredicho. Cada vez queda menos de esas navidades en las que no había anuncios, que se celebraban en las viviendas familiares, y en las que solo se festejaba el encuentro con los seres queridos. A mí, un niño entonces, me dijeron que la navidad era algo más que el consumismo y el materialismo, y que no pasaba nada cuando se acababa la programación de la tele y aparecía la carta de ajuste.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios