Opinión

Antonio Hernando Vera

Estado de unidad y solidaridad

Esta crisis desencadenará consecuencias económicas que afectará a las familias y al conjunto de la economía

Desde hace días en portales de muchos edificios madrileños aparecieron anuncios de jóvenes que se ofrecían a cuidar gratuitamente a los niños y niñas sin colegio, de padres que tenían que ir a trabajar. Farmacéuticos y empleados de farmacia llevan más de una semana con jornadas extenuantes, atendiendo e informando a una ciudadanía que hace colas ante sus establecimientos. Personal sanitario de todas las categorías, que ejercen todo tipo de funciones y especialidades, están doblando turnos, haciendo horas extras y guardias, asistiendo con esmero a las personas que acuden a hospitales y centros de salud. Empleados de tiendas de alimentación y supermercados que han asistido a auténticas avalanchas de compradores. Guardias civiles, policías nacionales y locales que velan por la seguridad colectiva e individual de toda la ciudadanía. Militares que en tiempos de paz ejercen labores humanitarias y sociales con la misma dedicación y profesionalidad que los expertos. Empleados públicos al frente de servicios esenciales y que van a seguir desempeñando sus obligaciones con responsabilidad. Estos son los cientos de miles de hombres y mujeres que representan nuestra primera y más valiente fuerza de choque contra el COVID-19. A ellos se unen millones de ciudadanos que van a asumir con serenidad las medidas y consecuencias de la aplicación del estado de alarma. A lo largo del día conoceremos las consecuencias concretas de la aplicación de una medida tan excepcional. Pero lo cierto es que en las horas siguientes a que se fueran conociendo las medidas acordadas por las autoridades, la inmensa mayoría de la ciudadanía se ha comportado con sentido común y mesura. Esta crisis de salud pública desencadenará una serie de consecuencias económicas que afectarán negativamente a las familias y al conjunto de la economía. No vienen tiempos fáciles, todos vamos a tener que hacer esfuerzos y sacrificios imprevistos. Pero si cada uno de nosotros asumimos nuestra parte alícuota de responsabilidad frente al COVID-19 y sus consecuencias, es evidente que saldremos adelante más pronto que tarde.

Mientras, sería importante que los políticos, los de todos los partidos y los de todos los gobiernos en los diferentes niveles, estén a la altura del ejemplo que está dando la ciudadanía. Que dejen las críticas o la exigencia de responsabilidades para el futuro, cuando todo pase y hayamos vencido al COVID-19. Que miren a medio y largo plazo, y remen unidos junto a la ciudadanía siguiendo su ejemplo de solidaridad y responsabilidad.

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