El manuscrito

Manuel López Muñoz

La universidad y la sociedad

La Universidad está para formar personas que apliquen sus recursos mentales al análisis de la realidad

Quienes me conocen saben de mi preocupación por los mantras tecnocráticos, esos términos repetidos "ad nauseam" sin pararse a pensar en su significado. Me preocupan porque, recitados como letanías, acaban domesticando el pensamiento y eliminando la posibilidad misma de la discrepancia. Las consignas son harto útiles siempre que, como ocurrió con el traje nuevo del Emperador, no aparezca nadie diciendo que quienes las pronuncian van en pelota picada. Constantemente nos dicen que la Universidad está para formar profesionales, para desarrollar aplicaciones y soluciones, para convertirlas en beneficio económico. De lo primero diré que me parece un objetivo incompleto porque nos limita a competir con la FP o nos convierte en parte de ella. Si esto se hiciera así, no podríamos formar personal investigador y, en consecuencia, difícilmente podríamos desarrollar ideas, aplicaciones, técnicas ni soluciones. Una Universidad sobre todo utilitarista me parece que, paradójicamente, acaba por convertirse en una institución ante todo inútil. Creo yo que la Universidad está para formar personas que aprendan a discernir los asuntos del mundo, que apliquen sus recursos mentales al análisis de la realidad y si esas habilidades les permiten obtener un buen puesto de trabajo, idear un modo de aplicar la teoría a la solución de una dificultad, colaborar con las empresas o crear valor comercializando esa solución, gran cosa me parecerá. No obstante, deberíamos recordar siempre que son consecuencias de nuestro trabajo y no su finalidad. Aceptando que la misión de la Universidad tiene que ver con la formación intelectual y con la ampliación de nuestra esfera de conocimientos, igualmente deseable me parece exportar sus consecuencias y resultados: está muy bien registrar patentes y crear empresas para explotarlas; está muy bien llegar a acuerdos con empresas para asesorarlas; está muy bien y muy necesaria es una transferencia que le añade valor a esta sociedad de la que formamos parte. Igual de bien me parece que la Universidad hable de valores y de contravalores, que lance debates ciudadanos y participe en ellos aportando su conocimiento, que contribuya a estimular el pensamiento crítico y transmitir una visión posible de las cosas. Esto es también misión nuestra y obligación moral. No debemos hacer sólo una transferencia tecnológica. Dediquémonos a hacer además una transferencia ética.

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