Los A estas alturas del mes tendríamos que estar de vacaciones. Y así sería si nuestro alcalde no nos hubiera mostrado el camino que, a su vez, le ha marcado su jefe de filas, señor Casado, de decir a todo que no. En el caso más cercano, que es esta ciudad y este mes de agosto, el primer edil ha decretado que estamos en "no feria". O "No Feria", que ya no sabemos ni castellano. Así que hemos adoptado la opción de "no vacaciones". Estamos, pero no estamos. Nos tomamos vacaciones, pero escribimos la columna. Hay que estar en la onda. Tampoco sabemos si nuestro señorito adoptará la postura municipal y publicará o no el periódico. Por si acaso, lo escribimos y, como dijo Lope, burla burlando…

La cuestión es que con estas actitudes parecemos gallegos: no se sabe si vamos o venimos, si subimos o bajamos, si entramos o salimos, si sorbemos o soplamos. Aunque en esta última disyuntiva tenemos pocas dudas: soplamos, mayormente vinos del Marco de Jerez. Diga lo que diga el señor Fernández, nos negamos al "no vino". Hasta ahí podríamos llegar. De acuerdo con esta norma que estamos glosando, parece muy coherente el pregonero nombrado por el Ayuntamiento para el acto de homenaje a Los Coloraos, también conocidos como los Mártires de la Libertad. Se supone que un pregonero se dedica a ensalzar aquello que pregona. Que se trata del pregón de Feria, pues la de Almería es la segunda de Andalucía, después de Sevilla (según Fernando Martínez; ¿dónde se dejaría las de Jerez, Córdoba, Corpus de Granada, Málaga, Ronda…). Que pregona uno la Virgen del pueblo, pues hay que ponerla por las nubes, que por otra parte es lo que corresponde. Que pregona uno los toros, pues la Fiesta Nacional es la más alta cultura que vieron los siglos, heredera de la cultura cretense del Minotauro y, por tanto, imperecedera (aunque le quede un pelado). Pues el "no pregonero" de Los Coloraos de este año va pronunciar un "no pregón", basándose en que eran unos aventureros que ni pinchaban ni cortaban en el negocio de Fernando VII, el Felón. Para completar su pregón sobre el acto en sí, dice que no comprende que se toque "el himno de una nación extranjera" ni el de Riego. Es de suponer que sí sabe por qué, pero no debe de gustarle mucho: Riego era español y se levantó contra la tiranía del citado monarca. Y la Marsellesa significa, para muchos demócratas de todo el mundo, "libertad, igualdad y fraternidad". Por si le parece poco al "no pregonero".

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