E stupefacto. Así me quedo cada día cuando veo como crecen las hordas de negacionistas sobre la pandemia en las redes sociales. Respeto profundamente la libertad de pensamiento, pero me da miedo la sinrazón, y más aún cuando puede poner en peligro la salud de los demás. Hay negacionistas con un discurso más o menos elaborado, basado la mayoría de veces en argumentos sin ningún fundamento científico, pero que puedo entender que a algunos les convenzan. Luego hay otros discursos simplemente irrisorios y sonrojantes: "Yo no conozco a nadie que tenga coronavirus y si no lo veo no me lo creo", decía uno. Yo tampoco he visto cocodrilos nunca, pero no me metería en un lago de Senegal cubierto de sangre de mono. Pues algo así es lo que hacen los que se manifiestan contra la "plandemia" en grupo y sin mascarillas. Las teorías de la conspiración están bien para decir que Elvis está vivo o que el hombre nunca llegó a la luna. Pero difundir historias de miedo sobre vacunas con microchips 5G y demás sandeces no tiene ninguna gracia. Cordura y sentido común, que ya ha muerto mucha gente.

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