Adela Segura

No vale todo

Hemos ganado a pesar de que la derecha se ha dedicado en estas elecciones a esconder sus programas electorales

Es demencial la carrera que han emprendido las derechas en Andalucía hacia una posición de franquicia barata de sus fuerzas nacionales, en las que Andalucía no cuenta, ni sus problemas, ni las necesidades de financiación, ni el respeto a su población.

Llueve sobre mojado. Esto lo han hecho siempre, pero los resultados electorales en estas elecciones y la dirección del PP en manos del hijo político de Aznar, donde todo vale con tal de desbancar al PSOE del Gobierno andaluz, pone de manifiesto su gran irresponsabilidad. Así de contundente y de claro hay que expresarlo. No se entiende de otra manera tras el rumbo que han tomado al decidir aceptar los apoyos de la extrema derecha que publicita un programa electoral tóxico para la democracia en Andalucía y en España.

Hasta ahora nuestro modelo socialdemócrata ha protegido nuestro sistema de los ultras de derechas que vienen a romper la convivencia institucional, la autonomía, los derechos de las mujeres como ciudadanas, de los colectivos LGTBI, de las personas dependientes o de las que huyen de sus países de la miseria y de la muerte.

Sin embargo, esta derecha de Casado junto a la que se llama derecha liberal de Ribera, pueden hacer de Andalucía, tras la constitución del Parlamento el próximo veintisiete de diciembre, una ironía de los conceptos democráticos que hemos respetado durante muchos años. Si sus decisiones siguen los derroteros de la campaña que han realizado en nuestra tierra, harán que esta autonomía sufra una situación de desamparo sin precedentes desde que se aprobara nuestra Constitución hace ahora 40 años.

El PSOE ha ganado las elecciones en Andalucía, y lo ha hecho con más de un millón de votos y con una diferencia de siete puntos sobre el segundo y más de nueve sobre el tercero. Y hemos ganado a pesar de que los líderes de la derecha se han dedicado en estas elecciones a esconder sus programas electorales y a demonizar un modelo de defensa de los servicios públicos y de las personas que, por sentido común y de justicia social, tendrían que copiar en el resto de comunidades.

Por lo tanto, los perdedores deberían de hacérselo mirar. Esos mismos a los que no les importa llegar al Gobierno de nuestra tierra con los radicales, con los ultras, con las anticonstitucionales. A esos que no suman mayoría sin la extrema derecha, más les valdría atemperar su ansia. No vale todo.

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