Utopías posibles

Luis Ibáñez luque

La valla de la escuela

Los centros abiertos a las familias solo tenemos buenas experiencias, salvo algún problema muy puntual

Le prometo, Señor Imbroda, que esta vez le iba a dedicar unas palabras en positivo. Hace unos días leí sobre su intención de unir los centros de Primaria y Secundaria. Coincido con usted en que ese fue uno de los grandes despropósitos de la LOGSE, y estoy seguro de que la comunidad educativa le agradecerá enormemente solucionar un problema que se viene arrastrando desde hace casi 30 años.

No me lo pone fácil, Señor Imbroda. El miércoles, un grupo de personas de distintos colectivos docentes nos reunimos con profesorado de la Universidad de Almería para construir proyectos desde la base. Hablábamos de cómo llegar a las comunidades, fijar objetivos comunes, funcionar de manera horizontal, abrir todos los espacios... y casi al mismo tiempo estaba usted en Sevilla, en los encuentros "Hablemos de educación", organizados por la Federación Andaluza de Centros de Enseñanza Privada. Allí afirmó, en primer lugar, que "los centros educativos están gestionados por los equipos directivos y no por las AMPAs". Esto es una obviedad legal. Y añade a continuación: "hay que redefinir las funciones de las AMPAs; hay muchas que colaboran pero otras que no, las hay que han colonizado centros educativos y no puede ser, y la inspección lo sabe, las AMPAs se tienen que quedar en la puerta de los colegios".

Desconozco las escuelas que usted ha visitado durante este año, que sin duda habrán sido muchas más que las que conoce este humilde profesor. Sin embargo, en casi 20 años de profesión docente, habiendo visitado muchos centros, y manteniendo contacto con la Federación de AMPAs de Almería, no conozco un solo caso de un centro educativo donde las decisiones las tome el AMPA. Conozco muchos en que el profesorado llama a las AMPAs solo para lo que le interesa, y cuando le interesa. Generalmente, para la tostada del día de Andalucía, cuando hay que comprar algo para el centro, u organizar la puesta de bandas del final de etapa. Poco más. Los centros abiertos a las familias solo tenemos buenas experiencias, salvo algún problema muy puntual, que también se da a veces entre el profesorado (estamos de todo, en la viña del señor). Le rogaría que nos contara de qué casos concretos se trata. Tranquilo, no hace falta dar nombres. De paso, tampoco estaría mal que nos citara las experiencias de éxito nacional o internacional que se apoyan en poner siete candados a la valla de la escuela.

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