El medio y el ambiente

Ignacio Flores

Químico, divulgador y empresario

¿Y los valores?

Quiero hablar de los otros valores: de los que nos hacen mejores como personas

De Semántica ando (metafóricamente hablando) justo. Pero a pesar de mis limitaciones -en Semántica- creo, pienso, estoy convencido de que tanto "andar" como "valor" son palabras polisémicas. Bueno, a lo que iba: intuyo que si digo que voy a hablar de valores, muchas personas pensarán que voy a hablar de la Bolsa. Sin embargo, no es así. Quiero hablar de los otros valores: de los que nos hacen mejores como personas. Alguien pensará que voy a transcribir un sermón de algún Cura. ¡Pues no!. Voy a retroceder unos 30 años, momento en el que me atrevía a ejercer la Docencia en Bachillerato, y algunos docentes hablábamos de la Educación en Valores. Algunos compañeros decían que eso "era cosa de Curas". Sin embargo, esa afirmación ni era, ni es cierta, ya que eran valores naturales que, en todo caso, eran parte de la ética. Y la ética es racional. Soy de los convencidos de que si se hubiera usado más, mucho más, ese modelo educativo, se habrían podido inculcar una serie de valores naturales: respeto al compañero (en el sentido amplio de la palabra), respeto al "otro", respeto a los bienes sociales, ilusión por mejorar como personas. No tendríamos tantos "becerros de oro" , no tendríamos ni el materialismo, ni el pragmatismo tan exacerbados que tenemos.

Además, parte de los adultos que hoy aparecen en las páginas de sucesos, proceden de aquella generación de adolescentes y jóvenes: igual hasta se habría salvado alguna vida humana.

Pero es que en los momentos actuales, en que cada día 1 los periódicos están esperando "las cifras del paro", éstas a lo mejor serían más bajas, porque se les habría podido inculcar a aquéllos, y a todos los de después, unos valores tales como el ansia de saber, de progresar y hacerse más completos como personas: rechazo a la apatía. Habrían podido aprender que el conocimiento nos hace más libres y más dignos como personas, tendrían más capacidad crítica para discernir: serían mejores miembros de la sociedad y tendrían argumentos para aspirar a una vida mejor. En resumen: tendrían más ilusión. Arropado por mi familia, hace unos años pasé en Granada uno de los días grandes de mi vida. El final de la jornada fue una cena en la que compartimos el pan y la sal con el conocido Juez Calatayud. En un momento tuvimos un momento de conversación mi mujer (q.e.p.d.), el susodicho Juez y un servidor: nos manifestó su incertidumbre ante el futuro de la sociedad, por la ausencia de valores que tenían los muchachos. Pero coincidimos en que si hay interés, se puede poner remedio. ¡Vamos!

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